26 de Marzo de 2014 a las 11:36
La otra mañana me encontré con una fiesta de hormigas en la cocina de mi casa. Cada vez que dejo algún rastro de comida, salen todas a socializar. Cuando esto sucede, acostumbro pasar un trapo húmedo con agua y jabón para limpiarlas. Sin embargo, esta vez, en el preciso momento en que iba a desaparecerlas, observé algo inesperado e inspirador. Había un grupito de seis hormigas que estaban transportando con sus tenazas una diminuta migaja de pan. Las vi tan hacendosas, organizadas y trabajadoras que no tuve corazón para aniquilarlas.
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