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Con la muerte de Noriega, culmina la sangrienta historia de un dictador

31 de Mayo de 2017 a las 08:10

Con la muerte de Noriega, culmina la sangrienta historia de un dictador

El socio de los carteles de la droga y la CIA, dejó una profunda huella de terror en su país

A los 83 años murió Manuel Antonio Noriega, el temido ex dictador panameño, muy valorado agente de la CIA, que cayó en desgracia después de ser acusado de narcotráfico y derrocado por una invasión de Estados Unidos. Nunca tuvo el título de presidente de Panamá, pero entre 1983 y 1989, durante su gobierno militar, muy poco se hacía sin su aprobación, uno de los últimos hombres fuertes latinoamericanos del siglo XX. El ex militar, estaba recluido en un hospital desde marzo tras operarse de un tumor cerebral.

PANAMA.- La historia lo tiene como uno de los más sanguinarios y crueles dictadores que le toco a Latinoamérica, al punto que sin escrúpulos se asoció con el capo de las drogas colombianos, Pablo Escobar, pero también con múltiples servicios de inteligencia de varios países, incluido Estados Unidos, que fue el que mandó las fuerza militares para derrocarlo, luego que realizará masacres, mandará a matar a varios de los líderes políticos en la oposición, realizara torturas y que convirtiera a Panamá en el centro de distribución de las drogas de los carteles colombianos.

El hombre fuerte de Panamá, que lo conocían como el nombre de "Cara de Piña", por causa de las profundas marcas en su rostro, falleció este lunes a los 83 años como un prisionero más de la justicia de su país, al que regresó en 2011 para ser condenado a una pena de más de 60 años por asesinatos y desapariciones durante su régimen.

Nacido en la capital panameña el 11 de febrero de 1934 en el seno de una familia humilde, Noriega abrazó muy joven la carrera militar y llegó a dirigir Panamá con mano de hierro entre 1983 y 1989. Tras participar en 1968 en un golpe contra el presidente Arnulfo Arias, su ascenso se volvió meteórico cuando, un año después, el histórico gobernante de Panamá, el general Omar Torrijos, lo puso al frente del servicio de inteligencia G-2.

De acuerdo a varios informes, se sospecha que fue en esa época que la CIA, omnipresente en Panamá para vigilar el Canal, reclutó a Noriega, quien afianzó su poder tras la muerte de Torrijos en 1981 en un misterioso accidente aéreo. En 1983 accedió a la comandancia de la extinta Guardia Nacional y comenzó su gobierno de facto.

Luego de ser uno de los mejores aliados de EE.UU., pasó a ser un enemigo vinculado al narcotráfico, tras la llegada a la Casa Blanca de George Bush (1989-92), exdirector de la CIA. En 1986, una filtración de la inteligencia estadounidense llevó al diario The New York Times a señalar el papel de Noriega en el asesinato, en 1985, del opositor Hugo Spadafora, cuyo cadáver fue hallado decapitado, pero luego llegaron muchos más crímenes, masacres y torturas, impulsado por el dinero del narcotráfico y los capos de la droga que lo respaldaban.

El 20 de diciembre de 1989, en la llamada "Operación Causa Justa", tropas estadounidenses invadieron Panamá para capturarlo, provocando la muerte de miles de civiles en la que ha sido la última operación de ese tipo de Washington en América Latina. Fue llevado prisionero a Estados Unidos, donde recibió condena a 40 años de cárcel por narcotráfico, aunque solo cumplió 21 por "buena conducta". Posteriormente fue extraditado a Francia en 2010 donde fue condenado a siete años más por blanquear 3 millones de dólares en bancos franceses para el Cártel de Medellín y finalmente fue extraditado a su país en 2011. Llegó en silla de ruedas, avejentado, enfermo y "sin odios ni rencores", según dijo, para purgar tres condenas de 20 años cada una por desaparición de opositores.

Pese a haber pedido perdón y haber sufrido varios derrames cerebrales, complicaciones pulmonares, cáncer de próstata y depresión, las autoridades panameñas siempre le negaron la posibilidad de cumplir sus condenas en casa.

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