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LO MEJOR DEL CINE José Ridoutt Polar

13 de Septiembre de 2017 a las 10:22

Cine iberoamericano en TIFF

El Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF) ha proyectado en su 42 edición, 26 largometrajes y cortos iberoamericanos, una de las cifras más altas de su historia.

España ha sido el país más representado, con ocho filmes, seguido por Argentina con siete, Colombia con cuatro, Chile con tres y Bolivia, Cuba, México y República Dominicana con una película 

La notable representación del cine iberoamericano reviste incluso más importancia si se tiene en cuenta que este año, TIFF es más pequeño que en el pasado al reducir en un 20 % el número de películas que se han proyectado.

Diana Sánchez, programadora de las películas en español de TIFF, reconoció que, gracias a la calidad de las películas que vienen este año de España y de Latinoamérica, se pudo mantener e incluso aumentar la presencia de filmes en español.

Sergio & Sergei” es el nuevo largometraje de ficción del cineasta cubano Ernesto Daranas, responsable de la aclamada Conducta (2014), narra una historia que transcurre en 1991, tras la desintegración de la Unión Soviética y la entrada de Cuba en una gran crisis económica.

Sergio, un radio aficionado y profesor cubano de Marxismo, y Serguéi, el último cosmonauta soviético, varado en la estación orbital Mir, se comunican y comienzan una amistad que les ayudará a enfrentar los cambios en ambos países.

El realizador argentino Diego Lerman nos presenta en “Una Especie de Familia” a Malena, una médica de 38 años de clase media de Buenos Aires. Una tarde recibe el llamado de un Doctor, quien le informa que debe viajar inmediatamente al norte del país: el bebé que ella estaba esperando está por nacer. De manera inesperada Malena decide emprender un viaje incierto, lleno de encrucijadas, enfrentándose a todo tipo de obstáculos legales y morales que la harán preguntarse constantemente hasta dónde está dispuesta a llegar.

En una sociedad polarizada por la desigualdad el destino de un bebé recién nacido entra en juego y aquellos dilemas sobre su devenir se ponen en tensión. El punto de vista excluyente es el del personaje central, Malena: una médica de clase media de Buenos Aires que busca adoptar al recién nacido. Pero si todo parece simple en apariencia las cosas se irán complicando poco a poco cuándo el dinero y la necesidad entren en juego generando contradicciones sin solución aparente. Malena se construye como una heroína ambivalente; adorable y cuestionable, transparente y oscura a la vez. Impregnando a la atmósfera de la película un súbito estado de fragilidad y búsqueda frenética, junto con algunas dosis de suspenso e intriga.

Me atrae particularmente este lugar impredecible del personaje principal y de la historia que se cuenta a través de la cual se plantean varios interrogantes sociales y morales, inquietudes y preguntas que cada espectador deberá responderse en su intimidad, aclara el director.

En “Alanis”, de Anahí Berneri, el título proviene de su protagonista, cuya historia es la de una trabajadora sexual que tiene un bebé de un año de edad y comparte apartamento en el centro de la ciudad de Buenos Aires con una mujer madura. Ahí mismo desempeña su trabajo, donde llegan dos inspectores que haciéndose pasar por clientes, cierran el lugar y acusan a su compañera de tráfico humano. Ante la situación, Alanis se aparece en el trabajo de su tía, ubicado en Plaza Miserere. Desde ese popular sitio, multirracial y violento, ella intentará recuperar su dignidad y hacerse a su propio espacio, mientras cría a su bebé y ayuda a su amiga.

Este nuevo largometraje pone en el panorama el tema de la prostitución y cómo esta actividad es una opción para mujeres que buscan inmigrar a otras tierras persiguiendo una mejor vida. La película muestra ese contraste del cuerpo como medio de trabajo y sustento de crianza. “Las prostitutas dominicanas eran atraídas por un futuro mejor, las luchas por ganar un lugar en la calle y los apartamentos “privados”.  El vacío jurídico, la persecución y la vergüenza de los que tienen un trabajo, son víctimas de una forma de esclavitud o simplemente son personas que encontraron un camino para sobrevivir”, explica la directora.

El regreso “a un hogar que ya no existe” por su protagonista, una constante en las historias de Sergio G. Sánchez, guionista habitual de Juan Antonio Bayona, es también el hilo conductor de “Marrowbone”, su debut como director.

La cinta narra una historia de suspenso y de sentimientos profundos en torno a la niñez y la muerte y de ella emana, según su director, “un optimismo retorcido”. Rodada en su mayor parte con luz natural en Asturias, entre ellos un antiguo palacio convertido en una casona de la costa estadounidense. Sánchez señala que su ópera prima le ha colmado de satisfacciones, con el aliciente adicional de poder filmar en su tierra natal. “Me siento muy satisfecho de volver a casa, pero para poder filmar en Asturias antes tuve que irme primero a Estados Unidos y luego a Barcelona y Madrid”, afirma.

Interpretada por Anya Taylor-Joy, Mia Goth, George Mackay y Charlie Heaton en los papeles de cuatro niños huérfanos que se ocultan en la casona Marrowbone por temor a ser separados por las autoridades tras la muerte de su madre, la cinta aborda, según Sánchez, la forma en que irrumpe el concepto de la muerte al final de la niñez en un relato que fusiona varios géneros. 

“Veronica,” se inspira en una historia real sucedida en el madrileño barrio de Vallecas en los años 90. Una adolescente que acaba de realizar la Ouija con sus amigas tiene que hacer frente a las consecuencias de lo que ha desencadenado, pues ha comenzado a ser perseguida por presencias sobrenaturales que la amenazan con dañar a los miembros de su familia. 

Paco Plaza dirige esta película de terror inspirada en misteriosos archivos policiales que nunca han sido resueltos. El reparto principal del filme está formado, entre otros, por la debutante Sandra Escacena, junto a quien encontramos a Ana Torrent, Leticia Dolera, Sonia Almarcha, Bruna González y Consuelo Trujillo.

“Con “Veronica” nos adentramos en un terreno poco frecuentado por el cine de género que es el terror realista, añade el director, aquel que nace en el detalle, en el paisaje naturalista del barrio en que naciste. Aquel que tiene lugar en tu casa de 80 metros cuadrados y con tu familia. Más cerca de la vida y más lejos de la pantalla”.

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