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Guerra comercial entre EE.UU., y China parece que llegó a su fin

23 de Mayo de 2018 a las 08:51

Ambos países acordaron suspender aranceles a sus productos

Después de varias semanas de ataques verbales, amenazas, y mucha tensión en los mercados sobre lo que pudiera pasar entre China y Estados Unidos, los dos países llegaron a un acuerdo y por ahora pararon la guerra comercial en la que se habían metido, para tranquilidad del comercio internacional. Los dos gobiernos anunciaron que habían acordado no imponerse nuevos aranceles entre sí, mientras sigan las conversaciones para disminuir el déficit comercial que tiene el vecino país de Canadá frente a lo que importa y exporta a los asiáticos, que puede superar los US$335.000 millones.

NEW YORK.- Para calmar los ánimos y especialmente al Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el Gobierno chino aseguró que "aumentaría significativamente" las compras de bienes y servicios estadounidenses para reducir su desequilibrio comercial, entre ambos países, luego de llegar a un acuerdo comercial con el gigante de Norteamérica, para impedir la colocación de  aranceles a los productos de ambos países, algo que afectaría al comercio de todo el mundo.

El vicepresidente chino Liu He, dijo que "las dos partes llegaron a un consenso de no participar en una guerra comercial y aumentar los respectivos derechos de aduana". El gigante asiático se comprometió a aumentar "considerablemente" sus compras de bienes estadounidenses, en respuesta a las exigencias de Trump que amenazó con colocar impuestos a los productos chinos, por la relación comercial desequilibrada entre los dos países. El mandatario exige una reducción del déficit de 200.000 millones de dólares, o de lo contrario aplicará aranceles a todo lo que llegue de China.

El pasado mes de agosto Trump ordenó una revisión del desequilibrio comercial entre ambos países que detectó varias prácticas "desleales" por parte china, incluidas restricciones a la propiedad que empujaban a las compañías extranjeras a transferir tecnología a agentes locales, condiciones ilícitas para las compañías estadounidenses, inversiones chinas en industrias estratégicas estadounidenses y ciberataques lanzados desde suelo chino.

Desde marzo, las exportaciones chinas de acero a Estados Unidos eran gravadas con 25% de aranceles, y las de aluminio con 10%. El gigante asiático también estaba bajo amenaza de impuestos sobre 50.000 millones de dólares en bienes. Un periodo de consulta debía expirar inicialmente el martes y se preveía la implementación inmediata de esa medida.

De su lado, Pekín había retomado represalias en los productos agrícolas estadounidenses como la soja, extremadamente dependiente del mercado chino y que es producida en estados favorables al presidente republicano.

La carne de puerco de Estados Unidos y los automóviles fabricados en Estados Unidos también estaban en la mira de las aduanas chinas, que anunciaron que reforzarían las inspecciones a esos productos.

Antes de resultar elegido presidente Donald Trump ya había acusado al gigante asiático de estar "espoliando" a Estados Unidos y prometió combatir sus prácticas comerciales en cuanto tomara posesión del cargo.

Los productos que Estados Unidos más compra a China son electrodomésticos, máquinas, muebles, juguetes y zapatos deportivos. Por su parte, los chinos demandan mucho cereal, fruta, aviones y automóviles fabricados en Estados Unidos.

La distensión comercial entre Pekín y Washington marcó positivamente los mercados internacionales que se tranquilizaron, porque todos temían de la denominada guerra comercial entre las dos economías más grandes del mundo pudieran generar una crisis económica mundial.

 

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