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LAS DOS COREA Una historia contradictoria

07 de Mayo de 2018 a las 14:28

Annabel ChaconPOR ANABELLE CHACON CASTRO

En 1945, la península de Corea era un solo país, colonia de Japón, hasta que fue tomado por los Aliados como trofeo de guerra y dividido en el paralelo 38, que sirvió de precedente a la Conferencia de Ginebra que aplicó la misma receta para dividir Vietnam en 1954 en el paralelo 17.  Esto, marcó el nacimiento de Corea del Norte bajo el dominio de las tropas soviéticas y de Corea del Sur bajo las tropas estadounidenses.  Esto repercute en el enfrentamiento de dos sistemas políticos totalmente contrapuestos: el comunismo y el capitalismo.  Por lo cual, Corea del Norte, apoyada por China y la Unión Soviética, declara la guerra a Corea del Sur en 1950, lo que hace que EEUU y la ONU intercedan en su ayuda.

La guerra desatada trajo consigo 3,5 millones de muertos. Se estima que el 20% de la población falleció, hasta que se firmó el armisticio en 1953 con el que delimitaron una zona de 4 km desmilitariza a lado y lado del paralelo 38. Desde entonces la situación siempre ha sido tensa. Un armisticio no es un tratado formal de paz es, simplemente, un acuerdo en el que las partes hacen un alto al fuego y paran las agresiones.  Esto lo hace mucho más vulnerable.  El armisticio que acabó con la Primera Guerra Mundial hizo pender de un hilo la paz mundial por mucho tiempo.  En el caso de las dos Coreas, la paz siempre fue muy frágil.  En los 60, hubo ataques mutuos que trajo cientos de muertes. Quizás es por la cercanía de la capital surcoreana, Seúl, al paralelo 38, desde donde se puede ver, desde la colina de la Ciudad Sagrada, las tropas norcoreanas merodeando.

Se han firmado varios acuerdos, pero en los 90 el asunto recrudeció con la nuclearización de Corea del Norte, alcanzando un punto mundialmente alarmante entre el 2006 y el 2009, período en el cual desarrolló pruebas nucleares subterráneas. Las tensiones continuaron acentuándose cuando en el 2010 una explosión de origen desconocido hundió una fragata que llevaba 150 marineros.  En el 2011, Kim Jong-un asume el poder de Corea del Norte a la muerte de su padre y continua con el programa de armamento nuclear y realiza pruebas nucleares, en el 2013, a pesar de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.

Ante este desafío de Kim Jong-un y el deterioro de las relaciones entre Pyongyang y Seúl, EEUU planifica una serie de ejercicios militares conjuntos con Corea del Sur alrededor de la península coreana.  Ante esto, Corea del Norte desconoce el armisticio de 1953 y declara que está listo para un enfrentamiento militar. Corea del Sur da una respuesta prudente y dice que la amenaza no es nueva y solamente es la continuación de las provocaciones de su vecino.

Las hostilidades de Kim Jong-un se acentúan a nivel internacional con una serie de twitters intercambiados con el presidente norteamericano, Donald Trump, que llamaron la atención y causaron una profunda preocupación dado el temperamento de los dos mandatarios que ponían al mundo al borde de un conflicto nuclear que llevaría a una Tercera Guerra Mundial.  Esto hace ver la importancia de la firma del acuerdo de paz entre las dos Coreas que, el 17 de abril, firman la paz que incluye la desnuclearización de la península.

Este acuerdo, a parte de su importancia política y militar, trae consigo un mensaje de esperanza de que algún día se reunifiquen las dos Coreas.  Este acuerdo tuvo como antecedente los últimos Juegos Olímpicos de Invierno, realizados en Pyeongchang (una región de Corea del Sur), en los cuales las dos Coreas participaron como co – anfitriones y compitieron con un equipo olímpico unificado. ¡Algo sin precedentes!

La división de la península coreana trajo consigo una tragedia social profunda que dejó a familias divididas, de la misma forma que ocurrió cuando se dividió Alemania.  Y conllevó a una historia totalmente distinta para el norte y el sur.  Los del norte, que irónicamente se autodenomina República Popular Democrática de Corea, lo que menos tiene es de democrática o popular porque su sistema es totalitario bajo la dinastía de los Jong desde 1948, es decir, 70 años en el poder y sin visos de cambiar.  Los del sur, que oficialmente se llaman República de Corea, viven en democracia plena tal es así que en las dos últimas décadas un presidente, Roh Moo-hyun, se suicidó cuando se descubrió que había aceptado un soborno, Lee Myung-bak, renunció por haber sobrepasado el gasto en su campaña electoral y Park Geun-hye fue destituida y está presa por tráfico de influencias.  Todos estos escándalos, al contrario de suponer que debilitaron la institucionalidad del país, la han fortalecido y se ha dado una continuidad democrática.  Su capital, Seúl, es considerada la París de Asia por su modernidad y el futurismo en que viven sus habitantes.

En definitiva, las dos Coreas son las dos caras de la medalla, pero nada es imposible.  Vietnam se reunificó después de 22 años de separación, Alemania igual, después de 54 años de haberse separado, entonces… por qué no Corea?  Cabe indicar que las secesiones brutales que han sufrido estos países no se debieron a la decisión de su gente, sino a la decisión de potencias extranjeras que los dividieron pensando en sus propios intereses.  Corea, sea norte o sur, tiene una sola historia común que esperamos que superen sus propias diferencias y que merece ser unificada, por el bien propio y del resto del mundo.

 

 

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