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LOS CUADERNOS DE LA VERGÜENZA Un registro de la corrupción sistemática argentina

22 de Agosto de 2018 a las 06:10

LOS CUADERNOS DE LA VERGÜENZA  Un registro de la corrupción sistemática argentina

Por: ANABELLE CHACON CASTRO

El periodista del diario bonarense La Nación, Diego Cabot, recibe en enero de este año, de una tercera persona, ocho cuadernos escritos por Oscar Centeno, un chofer de un remix (auto de alquiler), que contienen toda una bitácora de corrupción del gobierno de los Kirchner. Luego de estudiarlos y escanearlos, en abril los entrega a la fiscalía quien pone en acción detenciones y cargos a los personajes mencionados en los cuadernos.

La primera pregunta es por qué Cabot recibe estos cuadernos.  Pues la respuesta está en un libro que él escribió, “Hablen con Julio”, sobre los bolsos de dinero con un valor total de 9 millones de dólares que fueron lanzados a un convento en junio del 2016 por José López, funcionario del megaministerio de planificación y que hace alusión a su jefe Julio De Vido.  Al parecer, cuando López fue arrestado lo primero que dijo fue eso “Hablen con Julio”.   Los dos funcionarios ingresaron al sistema público por la voluntad de Néstor Kirchner.

Por este motivo, el mensajero – un agente federal retirado, amigo del escribiente- que entregó los cuadernos a Cabot, lo hizo a nombre de Oscar Centeno, quien se sentía amenazado y deseaba que se hiciera público su contenido.  Centeno huyó de Argentina y, según Cabot, ahora vive en Tailandia.

Una vez recibidos los cuadernos, Cabot los lee detenidamente y se da cuenta de lo grave de su contenido.  Es una crónica sistemática de los horarios de recolección, distribución y almacenamiento de dinero recogido de las grandes empresas argentinas por parte de Roberto Baratta quien, coincidencialmente, también trabajaba bajo ordenes de De Vido.

Los cuadernos se inician como una lista que contiene lugares, personas y kilómetros recorridos, registrados con el objetivo único de cobrar por el servicio prestado.  Pero la frecuencia y la continuidad de los recorridos, hace que cada vez haya más detalles sobre los bolsos con el dinero, las cantidades; incluso hay veces que el valor sobrepasa los calculable y que Centeno los describe por peso.  Sorprende que hay recibos de bolsos comprados adicionalmente cuando el dinero que recogían sobrepasaba la expectativa de los recaudadores.

Cuando Centeno no sabe los nombres de los implicados, hace descripciones físicas de su aspecto para que sean identificados.  Las rutas se mueven principalmente entre Puerto Madero, la Casa Rosada, el departamento de Cristina Fernández en La Recoleta y la Quinta Presidencial de Olivos.  Si los montos sobrepasaban los 2 millones de dólares, Baratta informaba a De Vido para que sean los dos los que entreguen el dinero en forma conjunta.  Aunque Cristina no lo recibía directamente, siempre era Daniel Muñoz, exsecretario privado de Néstor, quien era el encargado de recibirlo.  El total registrado en los cuadernos es de 160 millones de dólares.

Actualmente, existen 14 detenidos, 13 testigos arrepentidos y 43 imputados, entre los que se encuentran tanto funcionarios como empresarios.  Ya se ha allanado el departamento de Cristina y todavía se espera que el parlamento argentino le levante la inmunidad para que enfrente cargos sobre los ‘cuadernos de la corrupción’ como se los conoce en Argentina. 

Los argentinos tienen un dicho: “se prendió el ventilador”, para graficar que si se lanza mugre a un ventilador, esta se va a esparcir por todo lado.  El efecto multiplicador de los implicados en los cuadernos es enorme.  Bajo el lema “sálvese el que pueda”, las acusaciones mutuas comienzan a abundar.  Los funcionarios aducen haber seguido órdenes y los empresarios haber sido obligados a pagar las coimas.  Cristina, por su puesto, aduce persecución política y amnesia sobre el tema, no recuerda, no conoce, nada ni a nadie. 

Hace unos años, Jorge Lanata denunció la construcción de una bóveda gigante construida en la Quinta Presidencial y, recientemente, los vecinos de De Vido denunciaron la construcción de un sótano de 60 m2 en la residencia del ahora llamado ‘valijero’. 

Lo que no deja de sorprender es esa obsesión patológica de los Kirchner y sus secuaces por el dinero, es decir, por los dólares americanos, que los empresarios declararon que tenían que conseguirlo en el mercado negro argentino o en Uruguay, para satisfacer los requerimientos de los recaudadores gubernamentales.   Ellos sí pueden almacenarlo, cuando la moneda internacional está vetada para el común de los ciudadanos.

Los peritos aseguran que los detalles que tienen los cuadernos son demasiado precisos para que no sean ciertos y cosas cotidianas, como llevar a la mamá de De Vido a una cita médica, verifican su autenticidad.

El juez brasileño Sergio Moro, a cargo le Lavajato, dice: “la clase política puede blindarse en una escandalosa impunidad gracias a que controla resortes institucionales que no están al alcance de los actores privados, aunque sean poderosos”.  Esperemos que esta vez se equivoque.

 

 

 

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