ARTICULO

Sueño de un Venezolano en Canadá en medio de la pandemia

20 de Diciembre de 2020 a las 08:48

Sueño de un Venezolano en Canadá en medio de la pandemia

Para Roberto fueron unos meses difíciles, enfrentar una pandemia que acecha la humanidad, estar lejos de su familia sin saber cuándo podrá volverlos a ver, debido a que si sale del país hacia Venezuela difícilmente podrá volver a Canadá

 

Sueño de un Venezolano en Canadá en medio de la pandemiaPor ANDRÉS CARVAJAL TAPIA

Roberto Insistió en contarme la historia. “Aunque el final no muy feliz”, me advirtió. Por su actitud un tanto melancólica intuí que él tenía algo que ver con aquel relato, pero no fue hasta una semana después, bajo una tarde de un calor intenso, que lo supe: se trataba de su propia historia y de la decisión que le ha cambiado la vida.

 La situación en muchos países latinoamericanos en el cual una economía se desestabiliza de manera precipitada a través de los años y una sociedad con ganas de salir adelante a pesar de encontrarse con gobiernos en el cual predominan dictaduras y en muchos casos corrupción, es el pan de cada día en pleno siglo xxI del cual muchos soñadores no encuentran otra alternativa si no la de la emigración, tal es el caso de Roberto, un joven venezolano recién graduado de leyes y derecho penal se convierte en el propio juez del desenlace de su vida.

Una tarde calorosa en caracas Venezuela después de llegar de su empleo para nada remunerado, Roberto decidió poner fin a sus jornadas largas de trabajo en una oficina de la superintendencia de servicios públicos de Caracas, ordenando documentos en un archivo según el número de serie de cuentas pendientes de usuarios, para eso no estudio toda una carrera profesional en derecho, ni mucho menos para una remuneración de ese tipo, fue entonces cuando al llegar decepcionado a su hogar del sistema corrupto de su país, tuvo una conversación con sus abuelos de ascendencia italiana que le dieron el consejo de probar suerte en el exterior de migrar e intentar mejor suerte en Europa.

El joven Roberto no lo pensó dos veces aprovecho su pasaporte italiano junto unos dólares y viajo a intentar mejor suerte en España, allí se quedó una semana en casa de un amigo, camino restaurantes plazas públicas centros comerciales en mejora de una oportunidad de laborar. encontró en un restaurante trabajo de lavado de platos con eso sustento unos 20 días y compro un tiquete en tren para moverse hacia Italia la tierra de sus abuelos, allí se encontró con preferencia por parte de los italianos en contratar gente local en vez de extranjeros o en este caso latinos, Roberto experimento malos tratos en algunos empleos que encontró en milano y debido a esto  decidió moverse por diferentes países de Europa como Andorra, Francia, malta y Austria encontrando una suerte similar, después de unos 6 meses gracias a un conocido escucho de Canadá y su estilo de vida, a lo cual decidió juntar unos euros y viajar por medio de su pasaporte italiano hacia Canadá a encontrar mejor suerte en comparación a Europa.

Una mañana de septiembre del 2019, Roberto llego a Toronto Canadá, El joven se comunicaba a diario con su mamá y sus abuelos los mantenía al corriente de sus avances y retrocesos. Ella le recordaba siempre los consejos que le dio en casa. Durante años, la madre había trabajado a sol y sombra para mantener a sus hijos. Roberto, que cuando llegó a Toronto era todavía un veinteañero regordete, imberbe y bastante alto, debía seguir el ejemplo materno y afrontar con madurez los avatares de su nueva vida en Canadá. Tomó las riendas se matriculo en un curso de inglés para manejar mejor el idioma y buscó cualquier empleo, lo primero que encontrase. Y lo primero que halló, apenas tres días después de arribar a Toronto, fue un trabajo como obrero en una fábrica, allí aprendió los gajes del oficio de pulir piezas de acero aprendió a convivir con diferentes empleados procedentes de África y México, con los africanos intercambio conocimientos en el lenguaje nativo congolés, el lingala, ellos le explicaban lo cotidiano de algunas palabras y él les enseñaba el español, el trabajo era bastante físico quedaba en medio de un campo a las afueras de Toronto, en invierno se sentía bastante el frío, el aire que se respiraba adentro era de mala calidad y en lo practico era de cuidado para no tener algunas heridas con el disco de la pulidora en sus dedos inconveniente que sufrió un par de veces, al cabo de un par de meses Roberto probo suerte en un trabajo de limpieza algo menos físico en comparación a la fábrica y algo que nunca pensó hacer en su vida ni mucho menos para lo que había estudiado unos 5 años en su país, pero la necesidad tiene muchas caras que le enseño a ver otras formas de ampliar sus conocimientos con otras actividades laborales. Conoció más personas como el, de diferentes países latinoamericanos.

Todo marchaba según lo planeado por Roberto, ahorrar para seguir sus estudios en una universidad en Toronto y ayudar a su familia en Venezuela, hasta que se encontró con otro inconveniente en su caminar, la pandemia del Covid 19 se hacía viral en el planeta, el trabajo de limpieza recorto personal en el centro comercial donde trabajaba y uno de los afectados fue Roberto, ahí recordó las pesadillas de quedarse sin una oportunidad laboral en su país natal, le toco diseñar un plan de supervivencia aprender a administrar sus ahorros y gastos, conoció los lugares de donación de víveres que proporciona el gobierno canadiense para poder subsistir hasta que retomara labores en tiempos de pandemia, aprendió a adaptarse a sus clases de inglés a través de plataformas online y nunca perdió el rumbo de seguir ayudando a su familia ni de seguir  su sueño de estudiar una carrera profesional en Canadá.

Para Roberto fueron unos meses difíciles, enfrentar una pandemia que acecha la humanidad, estar lejos de su familia sin saber cuándo podrá volverlos a ver, debido a que si sale del país hacia Venezuela difícilmente podrá volver a Canadá como estudiante, además trabajar unos días si otros no, a causa del covid 19 pero con fortaleza y sabiduría que le transmitió su familia, especialmente sus abuelos,  se supo reponer y encontró otro empleo como pintor el cual alterno con su trabajo de limpieza.

Hoy en día Roberto sigue estudiando inglés y sigue juntando ahorros para sus estudios superiores, también es consiente que los empleadores en su mayoría latinos se aprovechan de las condiciones del inmigrante para pagarles menos en Toronto condición que critica y le parece una injusticia con todo el rigor de los casos, aunque el Covid 19 ha puesto demasiadas dificultades en su desarrollo personal como migrante respecto a salud, educación y trabajo., señala que no tiene tiempo de sentarse a extrañar Venezuela. Estuvo corriendo en esos años, día y noche, hasta que se dijo: “Ya tengo una nueva meta en Canadá, es un nuevo comienzo y es lo más seguro”. No me arrepiento de mi decisión de venir a Canadá. Si vuelvo a Venezuela, ¿a qué podría dedicarme? Acepté quedarme. Sin embargo, sé que no soy totalmente de aquí. No soy canadiense. Es una sensación extraña. Vivo dividido y sé que la vida de migrante no es fácil, Mientras tanto, la mamá y los abuelos de Roberto reúnen a solos trazos del pasado mirando fotografías para poder volver a pasar momentos con su ser querido, pero con la esperanza que algún día se volverán a encontrar con un mejor futuro para todos.

 ANDRÉS CARVAJAL TAPIA: Ingeniero y tecnólogo Ambiental Colombiano, Cinéfilo, Amante de la geografía, música y fotografía autodidacta, Analista deportivo. Amador de su familia.

 

Comentarios

escribenos