ARTICULO

EL REFERENDUM ESCOSES La permanencia del status quo

24 de Septiembre de 2014 a las 14:26

Anabelle Chácon
Por: Ananbelle Chacón Castro
 
Mientras el mundo protestaba sobre el cambio climático, el domingo 21 de septiembre, Escocia decidía sobre su futuro. En un NO o un SI a la independencia. 
 
Escocia -junto con Inglaterrra, Gales e Irlanda- conforma el Reino Unido y, con los dos primeros, comparte la isla de Gran Bretaña. Era conocida como un reino independiente hasta 1707, año en que firmó un acta de unión con Inglaterra para pasar a ser parte del gran reino británico.  Sin embargo, esto no supuso la subordinación de los escoceses, quienes mantuvieron su sistema político y legal autónomo; y, más bien fue considerado como un acto estratégico que permitía tener una posición más fuerte desde el punto de vista geopolítico, ya que la gran isla se convertía en una unidad poderosa que era, y es, respetada por el resto del mundo.
 
 
Bajo este concepto de amparo y protección, los siglos se han ido marcando y la situación resultó ser beneficiosa tanto para ingleses como para escoses.  No fue sino hasta el siglo XIX que se comenzó a hablar de independencia total y esta idea tomó fuerza a finales del siglo XX cuando el Partido Nacional de Escocia, SNP por sus siglas en inglés, basa su plataforma de lucha en este hecho y aún más cuando logra, en las elecciones del 2011,  la mayoría en el Parlamento.  Basado en este triunfo electoral, el SNP impulsa la aventura independista y atrae a discusión sobre la conveniencia o no de seguir perteneciendo al Reino Unido.  Tras años de lucha se logra convocar a un referéndum para que sea el pueblo quien decida sobre su destino.
 
 
El interés que muestra la población es grande, puesto que para votar se requiere de una inscripción previa y se obtiene que el 84% de los votantes se registren, algo no logrado nunca antes en ninguna votación. El 21 de septiembre se dio la elección y la ganancia fue para el NO.  Un 55,3% de los escoceses ha dicho no a la secesión en el referéndum frente a un 44,7% que ha optado por el sí. La diferencia ha sido más amplia de lo que preveían  las encuestas, que daban un empate técnico o una ganancia por una diferencia mínima. Fueron las zonas más prósperas las que han votado a favor de seguir en el Reino Unido y las determinantes en la decisión, lo cual indica que el factor de desarrollo predomina ante el de independentista o subordinación a la Corona.
 
 
Esto nos deja varias enseñanzas, la primera que la voz del pueblo debe ser escuchada y su decisión respetada.  Aunque no soy una creyente de las monarquías, si un pueblo decide optar por ella, es respetable su posición, aunque resulte sorprendente que en estos tiempos todavía existan.  La segunda enseñanza, es la reacción del Primer Ministro británico, David Cameron, que no ha permanecido indiferente a la situación y que promete dar más autonomía a Escocia; esta reacción resulta muy sensata y prudente frente a un significativo porcentaje que pidió la independencia, aunque hayan perdido en las urnas.  La tercera, es la votación misma y el proceso frente a una idea que ha polarizado al país, pues en la práctica la mitad está a favor y la mitad en contra, lo cual no implica que no se pueda llegar a un acuerdo y la decisión se someta a votación, lo que resulta lógico en un país que vive en democracia.
 
 
Ojalá el referéndum escoses nos haya enseñando a que posiciones disonantes pueden llegar a conclusiones, tanto para gobernantes como gobernados y sean ellos quienes decidan, en las urnas, si quieren o no cambiar el status quo.  Los escoses han demostrado que no solamente pueden hacer un buen whisky sino también un buen referéndum.  Salud!

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