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LUCHAR POR PRINCIPIOS ¿Por qué los jóvenes se enlistan?

27 de Noviembre de 2014 a las 10:32

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Por: Anabelle Chacón Castro
 
Las noticias que llegan desde el Oriente son alarmantes.  Existe una serie de países que viven en constante guerra o quizás guerras que se iniciaron hace poco y han quedado en el olvido en el contexto internacional.  La mayoría de ellas son guerras fratricidas que se han entre hermanos de raza, religión o país.  Pero la que más está llamando la atención es la del Estado Islámico (ISIS, Islalmic State of Iraq and Syria) que ya se ha iniciado con una autoproclamación de un califato en medio de territorio sirio e iraquí, más precisamente en territorio kurdo, aprovechando la guerra civil que azota estos países y, por lo tanto, el caos que reina allí.
 
 
La información que llega desde este remoto lugar del planeta es estremecedora por el alto grado de barbarie que se vive,  esto no deja de sorprender, pese a que ninguna guerra puede considerarse racional y todas tienen un alto grado de degradación humana, por el simple hecho de que se tiene que matar a un ser humano, con razón o sin ella.  Sin embargo, en Occidente sorprende ver las decapitaciones en vivo que se transmiten, sobre todo a personas de Occidente, que ni siquiera son militares, sino que se trata de periodistas o voluntarios de organizaciones de ayuda. No creo que esto implique que las tropas contrarias al Estado Islámico no cometan actos reprochables, porque guerra es guerra. Esto ha hecho que la comunidad internacional reaccione y envié tropas o equipo para unirse a la lucha contra ISIS; así, todos sabemos que Canadá envió aviones para colaborar con la causa.
 
 
Desde el punto de vista individual, atraídos por esta sociedad utópica que ofrece ISIS, muchos jóvenes de todo el mundo se están uniendo a sus filas para lograr su establecimiento por las armas. Pero esto no está ocurriendo solamente entre la juventud musulmana, propios o adeptos; sino también en la juventud occidental, que deciden enlistarse en las filas kurdas para combatir al Estado Islámico. Un ejemplo palpable fue motivo de reportajes en los principales periódicos de Canadá. Dillon Hiller, hijo del MPP Randy Hiller, de 26 años se unió a las fuerzas kurdas para pelear contra los islámicos. Este joven canadiense, quien es un veterano de Afganistán, decidió dejar la comodidad de su hogar y partir porque “esto es lo correcto ya que ellos están enfrentando tiempos muy difíciles”, según sus propias palabras. Con humildad, el joven canadiense, también añade que “no creo que estoy haciendo nada diferente a miles de canadienses que se fueron a pelear contra los alemanes en la Segunda Guerra Mundial”. En Iraq piensa luchar junto a otro veterano canadiense, Ian Bradury, quien ya se encuentra allá. En el poco contacto que tiene con su tierra natal, Hiller dice que a los kurdos no les importa que él no sea musulmán y que lo único que cuenta es que vino a ayudarlos.
 
 
Pero, ¿qué hace que estos jóvenes se enlisten? ¿cuáles son los ideales que les mueven?. Tanto de un lado como del otro, es la pasión que sienten por su causa, equivocada o no, y la poca respuesta que encuentran en la reacción de la sociedad que sienten que les ha fallado y ellos necesitan tomar la justicia por sus propias manos. En el caso de Hiller, sus padres declaran que él nunca estuvo satisfecho con la misión que cumplió en Afganistán y que sentía que el mundo hizo y sigue haciendo casi nada por un verdadero cambio en ese país.  Si se piensa en los jóvenes musulmanes, las razones pueden que sean las mismas. En definitiva, la sociedad en que vivían les falló y tienen ellos que ir a buscar su propio destino. Claro que no veo a este joven canadiense cometiendo atrocidades como decapitar a alguien vivo y filmarlo para exponerlo al mundo, esto es algo inaceptable para cualquier ser humano; y, hasta la guerra, debería tratar de guardar un grado mínimo de decencia como se regula en la Convención de Ginebra; pero todos sabemos que esto en la práctica no se da.
 

Es muy loable que Dillon haya partido tras sus ideales, es heroico, pero es triste saber que los jóvenes combatan en guerras sin sentido, iniciadas por quienes ostentan el poder ante la impavidez del mundo. Como él, unos pocos le seguirán, pero… lamentablemente… “una golondrina no hace verano”.

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