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MIENTRAS LAS MARIPOSAS VUELEN Es porque todavía hay mucho camino por recorrer

04 de Diciembre de 2014 a las 10:31

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Por: Anabelle Chacón Castro
 
Pasó el 25 de noviembre y no desapercibido.  Se conmemoró del Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer.  Un día instituido por el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, en 1981, en honor a las hermanas dominicanas Mirabal (Patria, Minerva y María Teresa) quienes fueron asesinadas mientras luchaban contra la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. Les sobrevivió su hermana Adela, quien no fue una activista. Minerva y María Teresa ya habían sido previamente encarceladas, violadas y torturadas por el régimen; hasta que el 25 de noviembre de 1960 fueron brutalmente asesinadas. Este hecho que determinó la caída de Trujillo. Las hermanas Mirabal usaban el nombre clave de “las mariposas”.
 
 
La violencia contra la mujer se manifiesta en muchas formas: física, sexual, verbal, social, psicológica y económica. Esta violencia, generalmente desemboca en hechos trágicos y se presenta como actos repetitivos dentro del ámbito de la familia como de la sociedad. Este fenómeno sistemático ha hecho que se acuñe un neologismo: feminicidio, para describir el asesinato por razones de género. Este vocablo proviene, de los años 80, de las autoras Diana Russell y Jill Radford en su obra “Femenicide” y de Mary Anne Warren en su obra “Gendercide” que es su forma castellanizada se convirtieron en femenicido y genericidio. Estas dos palabras se enfrentaron, pero predominó el uso de “femenicidio” porque se encontró que las muertes violentas que sufren las mujeres son, por el simple hecho, de que son mujeres, ya que no existe en las sociedades patrones comunes que tipifiquen la violencia sistemática hacia los hombres por el hecho de que lo son.
 
 
En el aspecto familiar, la violencia contra la mujer es parte de su vida diaria. Va desde la asunción de las tareas domésticas hasta la responsabilidad de la crianza de los hijos, independientemente de si trabaja o no fuera del hogar. En la sociedad, las manifestaciones son más crudas y se presenta desde mucho antes del nacimiento, tal es así que se habla de aborto selectivo para terminar con el embarazo de fetos de niñas; continua en la niñez, con el alto índice de mortalidad de niñas comparado con el de niños, ya que se alimenta y atiende más al hijo varón; en la adolescencia, con bodas de niñas obligadas a contraer matrimonio o muertes por desacuerdos en la dote; muertes por honor o ataques con ácidos por celos, se están volviendo cada vez más comunes, en el mundo; tráfico de mujeres, prostitución obligada; en fin, la lista sigue y sigue.
 
 
En todas partes del mundo se hablan de feminicidios, entre los más nombrados los de México y la India. Pero Canadá no está exento de este fenómeno y se presenta en las mujeres indígenas, donde las cifras oficiales hablan de más de mil nativas, entre desaparecidas y asesinadas, desde 1980; siendo esta una cifra desproporcionada frente al número total de nativos canadienses. Sin embargo, la sociedad trata de justificar estos crímenes inculpando a las víctimas y calificándolas como prostitutas o drogadictas, como si esto justificase la violencia a la que están sujetas.
 
 
Las hermanas Mirabal, siguen siendo un símbolo de una lucha constante en todo aspecto; y, mientras las mariposas vuelen, será porque todavía hay mucho camino por recorrer.

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