¿Guerrillas en América latina, un mal en vía de extinción?

Las FARC, el grupo subversivo más fuerte del continente entra en diálogos de paz . Hay quienes creen que los guerrilleros ayudaron a cambiar la región para bien, pero hay otros que opinan todo lo contrario, porque se transformaron en terroristas y criminales, peor que los gobiernos que ellos atacaban.

BOGOTA.- Los grupos guerrilleros que se extendieron por gran parte de Latinoamérica, que enfrentaron gobiernos, tumbaron presidentes y enfrentaron guerras, tras el triunfo de la revolución cubana en 1959, se están extinguiendo, esto es lo que creen muchos analistas, luego de conocerse el proceso de paz en Colombia entre las FARC y el Gobierno.

Para ellos la desaparición de las guerrillas, muchas de las cuales eran bien vistas por algunos en los años 60s por su lucha contra las grandes diferencias sociales y por defender a los más pobres, se esta dando porque muchas terminaron siendo verdaderos grupos terroristas, perdieron credibilidad y en la caso de Colombia ingresaron al negocio de las drogas, lo que marcó su fin.

Cabe recordar que muchas de estas fuerzas armadas en el continente fueron derrotadas, otras ganaron sus luchas o pactaron la paz y están en el poder, como es el caso de Centroamérica y algunas persisten en su lucha armada como pasa en Colombia, donde se inició un proceso de paz con las FARC, quizás el grupo mas viejo, violento y armado de la región.  

Luego de 48 años de guerra interna en Colombia, las Farc y el Gobierno de este país, buscan poner fin a un conflicto armado que ha dejado miles de muertos.

El 15 de noviembre en Cuba, los representantes del Presidente Colombiano Juan Manuel Santos, se sentarán a discutir con los líderes guerrilleros un programa para poner fin al conflicto armado, en un último intento por enterrar de una vez la guerra, pero que también podría poner fin a las guerrillas en el continente, porque las que quedan ni tienen el poder de las FARC, ni el armamento de la insurgencia colombiana, pero además porque están prácticamente controladas o desaparecidas del panorama mundial.

 Según la historia alrededor de 40 movimientos insurgentes surgieron en América Latina en la segunda mitad del siglo XX, durante la Guerra Fría, principalmente en los años 60 y 70, la gran mayoría de ideología marxista-leninista e inspirados en el triunfo de la revolución de Fidel Castro en Cuba, pero de estas organizaciones ya muy pocas quedan.

Gran parte de Centroamérica, Colombia, Argentina, Uruguay, Chile, Perú, México y otros países vieron crecer y desaparecer grupos guerrilleros que enfrentaban gobiernos corruptos y militares acusados de violar los derechos humanos. Hay quienes creen que estos subversivos ayudaron a cambiar la región para bien, pero hay otros que opinan todo lo contrario.

Independientemente de los que creyeron o no en las guerrillas, lo que si muchos están de acuerdo es que vivimos nuevos tiempos, y ya existen otros mecanismos para enfrentar estos graves problemas, porque en los actuales momentos, los actos terroristas de las guerrillas no están justificados por ningún lado, porque afectan mucho más a las personas que dicen defender.

Nicaragua y el Salvador, que vivieron duros momentos de la guerra, entendieron que la guerra no podía continuar, los guerrilleros llegaron al poder y aunque aun persisten los mismos problemas que en pasado, al menos todos ellos no se resuelven con las armas.

Lo que pasó en Latinoamérica con las guerrillas tiene grandes matices, para algunos hay muchas cosas buenas, para otros hay mucho terrorismo, crímenes y violación de los derechos humanos, los mismos los que ellos iniciaron la lucha armada, por lo que no existe ninguna justificación para que aun existan, porque pueden llegar al poder haciendo política, como ya quedó demostrado en varios países donde muchos presidentes y expresidentes tiene un pasado guerrillero, o alguna cercanía con los subversivos.

Si la FARC y el Gobierno colombiano logran firmar la paz, prácticamente enterrarían una de las historias más violentas de Latinoamérica, porque los pequeños grupos que quedan no tienen las armas, ni los seguidores de sus antepasados, aunque sigan persistiendo las diferencias sociales que no fueron derrotadas durante casi 50 años de guerras y millones de muertes.