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El despilfarro de dinero de la Ministra de Salud no es el primer caso de Canadá

23 de Agosto de 2016 a las 08:24

ministra federal de Salud Jane Philpott
Pagaba servicio de vehículos de alta gama con dinero de los canadienses. 

TORONTO.- El escándalo y las fuertes críticas contra la ministra federal de Salud Jane Philpott, que había gastado $ 1,700 en un servicio de vehículo de alta gama para desplazarse dentro en Toronto en un solo día, que además había pagado más viajes en vehículos privados a Niagara Falls y hasta $ 3.800, por su trasporte al aeropuerto Pearson, generó un gran debate ncional, porque muchos consideran que este verdadero despilfarro, cuando el país no pasa por el mejor momento en su economía y se requieren recursos para enfrentar muchas necesidades y especialmente para la salud, debe tener mayores consecuencias contra sus autores, porque no es la primer funcionaria de alto nivel que hace lo mismo.
 

Increíblemente este problema del despilfarro que no es nuevo, porque aunque se conoce muy pocos casos, especialmente por la manera en que los altos funcionarios deben entregar sus cuentas de gastos, ya hay otros que han hecho lo mismo con los impuestos que pagan los canadienses, pero lamentablemente con pocas consecuencias legales. No es la primera vez que los canadienses ven como se gastan sus impuestos sin control, y también como a los responsables solo se les obliga a devolver lo que gastaron, pero no son sancionados. La Ministra ya ofreció disculpas y dijo que pagará de su dinero por estos servicios de trasporte privado, aunque ahora se investiga porque Philpott contrataba al propietario de la empresa que había participado en su campaña electoral, para hacer estos viajes en la ciudad.
 

Ante las críticas a la Ministra, muchos recordaron que el problema del despilfarro no es solo de este Gobierno, sacaron a colación el caso del senador Mike Duffy, también se metió un lio similar y el ex ministro conservador Bev Oda, quien contrató un paseos en limusina y caros servicio de habitación un hotel en Londres, todo a cuenta de los contribuyentes canadienses. Oda tuvo que regresar ese dinero que se gastó.
 

Para los críticos el gran problema con estos gastos desmesurados y que pagan todos los canadienses, es que los altos funcionarios públicos no están obligados a presentar informes detallados sobre estos gastos, y solo se descubren el delito cuando alguien se atreve a divulgarlo, como un periodista que busca las facturas o cuando los organismos de control como la Federación Contribuyentes Canadienses, piden la información, porque muchas de esta información se pierde o queda oculta por la cantidad de documentos.
 

Bajo el sistema actual, es muy difícil controlar los que gastan los funcionarios públicos de alto nivel, porque la información que suministran sobre sus gastos es muy vaga, y casi nunca se divulga, por eso ya muchos están pidiendo que el parlamento exija mayores al Gobierno más controles de los gastos que realiza su personal y que pida la divulgación publica de estos gastos, para que los mismos canadienses ejerzan el control, dado que se deben presentar los recibos físicos o escaneadas para reclamar el reembolso del dinero. La idea no es que lo ministros no puedan gastar, sino que este gasto sea razonables.

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