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Inflación y ómicron, amenazan la recuperación de la economía mundial en el 2022

19 de Enero de 2022 a las 20:41

Inflación y ómicron, amenazan la recuperación de la economía mundial en el 2022

De acuerdo al PIB global, crecimiento avanzará a menor ritmo que en 2021

La inflación, que ya se siente en Canadá, es el factor de riesgo que más temen los expertos en 2022. El consenso de los analistas considera que las presiones continuarán. En EE UU, por ejemplo, los precios en noviembre pasado repuntaron un 6,8% en tasa interanual, el registro más alto para el IPC del país en 39 años y lo mismo está pasando en Canadá.

MADRID. – Aunque todo pintaba bien para economía mundial en el 2022, la proyección de los expertos se ha venido diluyendo, porque crecen los riesgos que la situación empeore en los próximos meses.

Los dos principales riesgos son ahora mismo los efectos de ómicron sobre la actividad y la presión inflacionista, que, lejos de remitir, amenaza con quedarse entre nosotros más tiempo del esperado. Esto es lo que se espera de la economía mundial en 2022, según informe de El País.

El 2021 fue un año magnífico desde el punto de vista del crecimiento económico. Tras el shock que produjo la irrupción del coronavirus en marzo de 2020, que precipitó al planeta a una severa recesión, la recuperación llegó de la mano de una batería de estímulos sin precedentes, tanto fiscales como monetarios. Las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (octubre) sitúan la mejora del PIB mundial en el 5,9%, la tasa más alta en décadas. El avance de la economía habría sido incluso mayor de no haberse visto frenada por los cuellos de botella en las cadenas de suministro a partir del verano.

En 2022, la previsión de consenso es que el crecimiento continúe la fase de desaceleración que se inició hace un semestre, pero que se mantenga a unas tasas todavía por encima de las obtenidas en los años previos a la covid. El FMI, por ejemplo, sitúa la subida del PIB mundial en el 4,9%. Las economías tendrán que acostumbrarse poco a poco a funcionar sin tanta liquidez en el sistema.

En cuanto a la evolución por regiones, desde el banco suizo creen que también asistiremos a una divergencia, “con las economías desarrolladas creciendo muy por encima de las emergentes en la primera mitad del año, para que luego los países en vías de desarrollo recuperen un mayor dinamismo que los grandes”.

Junto con los paquetes de ayudas de gobiernos y bancos centrales, el otro gran catalizador de la recuperación económica en 2021 ha sido la llegada de las primeras vacunas contra el coronavirus. La inmunización de buena parte de la población mundial —sobre todo en los países desarrollados— permitió la reapertura de las economías y cierta normalización en sectores como el transporte y el turismo. Sin embargo, la llegada de una nueva variante (ómicron) a finales de noviembre ha vuelto a generar incertidumbre. Si bien es muy difícil volver a confinamientos severos como los vividos entre marzo y abril de 2020, algunos países han empezado a decretar restricciones ante el alarmante aumento en el ritmo de contagios. La evolución de la pandemia, por tanto, será una de las principales incertidumbres para la economía a corto y medio plazo, aunque los expertos confían en que lo peor haya quedado atrás. “Hay razones fundadas para ser optimistas respecto a la evolución de la pandemia en 2022. Las vacunas mejoradas para hacer frente al virus se extenderán mundialmente. Al mismo tiempo, el desarrollo de pastillas antivirales puede disminuir drásticamente el número de hospitalizaciones”, destaca Henry Allen, analista de Deutsche Bank.

En el escenario base dibujado por los expertos, China seguiría liderando el crecimiento mundial, aunque en franca desaceleración en comparación con ejercicios anteriores, mientras el diferencial de actividad entre EE UU y la zona euro debería cerrarse para avanzar a velocidades similares (entre el 4% y el 4,5%). En el caso de Europa, se espera una aceleración del crecimiento en Alemania y España. Tras decepcionar en 2021, España debería de ser uno de los países que lideren el crecimiento en la UE, aunque las previsiones siguen a la baja. El último recorte viene del FMI: ahora sitúa el avance del PIB en 2022 en el 5,8%, cuando en otoño pasado pronosticaba un 6,4%.

Tras la Gran Recesión, los precios salieron del radar económico, dejaron de ser un problema, lo que permitió a los bancos centrales inyectar dinero a mansalva en los mercados y bajar los tipos de interés hasta zonas desconocidas sin temor a un repunte inflacionario. Se argumentaba entonces que tendencias demográficas como el envejecimiento de la población o la revolución tecnológica, con el bum del comercio electrónico a la cabeza, alumbraban una nueva era de precios bajos.

Esta situación, sin embargo, ha vivido un giro inesperado en 2021. La combinación de unos mayores precios energéticos, espoleados en parte por la transición hacia un modelo más sostenible, los cuellos de botella en el transporte mundial de productos y la incapacidad de la oferta (muchas fábricas redujeron al mínimo sus inventarios tras el coronavirus) para satisfacer el fuerte rebote de la demanda mundial que surgió con la recuperación económica han tenido como resultado el despertar de la inflación en la mayor parte de las economías.

 

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