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Ortega ha demostrado ser peor dictador que el que tumbó la revolución de Nicaragua

24 de Junio de 2021 a las 07:26

Ortega ha demostrado ser peor dictador que el que tumbó la revolución de Nicaragua Mandatario está deteniendo a todo candidato a la presidencia que ponen en riesgo su cuarta relección

Presidente nicaragüense que quiere ser reelegido por cuarta vez, justifica las detenciones de los opositores a su Gobierno y los candidatos a la presidencia que los pueden sacar del poder, y poner fin a su reelección indefinida, asegurando que son “criminales”. En los últimos meses, el Congreso de Nicaragua manejado por Ortega ha sancionado normas que facilitan el enjuiciamiento de personas opositoras al gobierno y permite excluir y detener a los candidatos presidenciales si se han pronunciado a favor de las sanciones de Estados Unidos. El mandatario y su esposa han sido acusados de violación de los derechos humanos.

MANAGUA. – Desafiando al mundo, a los líderes políticos, sociales y a los mismos nicaragüenses, pero apoyado por los militares, el presidente Daniel Ortega, sigue deteniendo a todo el que se le opone a su forma de gobernar y aquellos dirigentes que pueden ponerle fin a su reelección, bajo un argumento: “conspiran contra el país, conspiran para derrocar al Gobierno”.

Durante las protestas contra el gobierno nicaragüense, la gente grita, Ortega y Somoza son la misma cosa, para ellos el actual mandatario es peor que el dictador que ayudo a derrocar, porque no tiene ninguna justificación para detener a 19 opositores en las últimas semanas, faltando tan solo cinco meses para las elecciones presidenciales, el sigue insistiendo que son "criminales", y amenaza a los países que están pidiendo sanciones a las Naciones Unidas.

"Y algunos países atreviéndose a atacar a Nicaragua (...) y pedir más sanciones. Allí están de rodillas pidiendo sanciones ante el imperio yanqui. Piensan que con sanciones van a doblegar a Nicaragua. Nicaragua ha pasado momentos más difíciles, mucho más duros", agregó el mandatario de 75 años, quien buscará en noviembre su cuarto mandato consecutivo.

En 2018, una ola de protestas antigubernamentales desató una represión estatal que dejó más de 300 muertos. La violenta respuesta gubernamental llevó a Estados Unidos a incluir en su lista negra a los principales funcionarios nicaragüenses.

Ortega no se había pronunciado sobre la escalada de detenciones que la policía y la Fiscalía de Nicaragua ejecutan en conjunto y ha aprovechado la conmemoración del natalicio de uno de los fundadores del Frente Sandinista, Carlos Fonseca, para dejar claro que su postura es radical, sin importar la amplia condena nacional e internacional, en especial en ámbitos como Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea y por parte de países como Estados Unidos que han redoblado las sanciones contra un Gobierno que ya es calificado sin ambages como “dictadura”.

En medio de las denuncias, sin embargo, Ortega dijo que no van a retroceder. El mandatario fue uno de los líderes del Sandinismo que ayudó a derrocar un régimen autoritario y a tomar el poder en 1979 con el apoyo de la población. Gobernó hasta 1990 y regresó al poder 2007. A los 75 años se espera ser reelegido de nuevo, pese a la critica situación que se vive en este país centroamericano, similar a la que se vive en Venezuela.

La policía incluso está deteniendo a dirigentes históricos de lo que en los años setenta fue el Frente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN), que ayudaron a Ortega a sacar del poder al dictador Anastasio Somoza. El presidente nicaragüense y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, son calificados por los mismos nicaragüenses, como parte de una dictadura al mejor estilo de Somoza.

Desde hace años Ortega y Murillo optaron por la represión y la persecución ante cualquier tipo de oposición, para mantenerse el poder, pero en las últimas semanas han radicalizado su postura. No admiten el menor comentario crítico. Las cárceles están llenas de opositores de muy distinto nivel.

La pareja presidencial tiene el control de los otros poderes del Estado y mandan sobre el Poder Legislativo y el Poder Judicial. Controlan también la Policía Nacional, el Ejército y una vasta red de paramilitares que operan en las colonias populares de las distintas ciudades del país. Se asemeja a la estructura que controlaba Somoza y que en alguna época de su vida combatió Ortega. Ahora es su ejemplo.

 

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