Chinos se cansaron de las restricciones por el Covid-19 y van en aumento las protestas
28 de Noviembre de 2022 a las 20:43Es un momento histórico en China donde sus ciudadanos no refutaban al Gobierno y menos a su Presidente
La policía en China ha detenido a varias personas a causa de las protestas contra el gobierno que se han extendido por varias de sus grandes ciudades en los últimos días. Las manifestaciones presentan un desafío sin precedentes contra el presidente Xi Jinping. Las protestas que se iniciaron en respuesta a las restricciones por el covid en China a raíz de un incendio que mató a 10 personas en un bloque de apartamentos en Urumqi, porque los bomberos no pudieron llegar a tiempo, por las medidas restrictivas.
LONDRES. - “No queremos PCR, queremos libertad”, eso es lo que se escucha en China en las protestas por las nuevas medidas del Gobierno que buscan evitar que el virus se siga expandiendo por todo el país, un momento histórico en un país donde la gente tenía miedo de levantar su voz contra cualquier orden del presidente.
Desde Shanghái hasta Beijing, han estallado protestas en toda China en una inusual muestra de disidencia contra el gobernante Partido Comunista causada por la ira por la política cada vez más costosa de cero covid del país.
Jóvenes y estudiantes lideraron varios focos de manifestaciones en distintos puntos del país, con el epicentro en Shanghái. Sosteniendo folios en blanco, que se han convertido en el símbolo de estas protestas, y al grito de “¡queremos libertad!” o “¡abrid China!”, cientos de residentes del centro financiero del gigante asiático se congregaron en la calle Urumqi, homónima de la capital de la región de Xinjiang, donde el jueves murieron 10 personas en el incendio de un edificio.
Según atestiguan numerosos vídeos que han circulado a toda velocidad en redes sociales, de pronto, comenzaron a escucharse duros mensajes contra el Partido Comunista chino y su líder, el presidente Xi Jinping, al que le han reclamado que dé un paso atrás con un “¡Xi Jinping! ¡Dimisión!”, algo que hasta hace poco parecía raro y extraordinario en el gigante asiático.
Con la mecha prendida, el pasado domingo las protestas han llegado a la capital del país. Cientos de personas se han congregado en Pekín con proclamas como “¡No queremos PCR, queremos libertad!” junto al río Liangma, rodeados por un fuerte despliegue policial. Pasada la medianoche, hora local, las manifestaciones continuaban, pero con menor fuelle. Y en el aire flotaba la incógnita de si las protestas seguirán ganando intensidad en los próximos días.
La elección de la ubicación para la concentración de Shanghái, que ha reunido a entre 500 y 1.000 personas ―según el recuento de un reportero europeo sobre el terreno―, no es casual. El cansancio y la ira acumulada tras casi tres años de estricta política de covid cero necesitaban de una chispa, y esa parece haber sido la tragedia ocurrida esta semana en Urumqi.
Una parte de la población ha interpretado que las 10 víctimas del incendio podrían haberse salvado si no se hubieran aplicado las medidas sanitarias que mantenían la zona semiconfinada y protegida con barreras que impidieron a los bomberos llegar a tiempo. Las imágenes del edificio en llamas y las llamadas de auxilio desde su interior han hecho estallar las redes sociales chinas, que desde el jueves reclaman a las autoridades una relajación de los protocolos antipandémicos.
La extensión en China de las protestas provocó este lunes caídas en las principales plazas financieras mundiales y en el mercado del petróleo, que rondó de nuevo sus mínimos anuales
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