Descubriendo el exótico, lujoso y ardiente nuevo mundo de Dubái, con Dora Velez

Latinos en Canadá salieron a disfrutar del lejano oriente, su cultura, los Emiratos Árabes y sus encantos

Desde comienzo a fin como si tratara de un cuento de las mil maravillas todo fue perfecto. Los intrépidos viajeros se conectaron desde el vuelo directo de más de 13 horas a Dubái, y desde ahí todo se fue dando sin mayores contratiempos. Para destacar la familia indiana que nos acompañó y las personas mayores que disfrutaron hasta de las montañas rusas más veloces en el parque de Ferrari, y caminaron por los palacios, el desierto, montaron en los camellos, bailaron y dieron rienda suelta a un derroche de alegría que terminaron contagiado a todo el mundo.

Por CIRO ALQUICHIRE V.

TORONTO. - Salieron de Toronto en busca de una buena aventura como un grupo de desconocidos, pero regresaron como grandes amigos, luego de vivir una experiencia única, inigualable y por supuesto repetible, de la mano de una de las mejores agentes de viajes de Canadá, Dora Vélez. Durante 8 días cerca de 50 viajeros, en su mayoría latinos, de Colombia, Venezuela, Ecuador, Costa Rica, acompañados de una familia de origen indio, que terminó encantados con sus compañeros de travesía, hicieron un formidable recorrido por los mejores sitios turísticos de la más moderna y lujosa ciudad del mundo Dubái y Abu Dabi la capital de los Emiratos Árabes Unidos.

Uno de los lugares más exóticos que visitamos fue el desierto Rub al-Jali (en árabe, «cuadrante vacío»), uno de los más grandes desiertos de arena roja del mundo. Fue un safari en vehículo todoterreno, toda una aventura llena de adrenalina saltando por entre las dunas, hasta llegar a un campamento en medio de las montañas de arena roja, para disfrutar de una deliciosa cena, un show con bailarines de fuego, con su música tradicional, y muchas bellas mujeres, como las que nos acompañaron. En el lugar nos esperaban camellos, trajes típicos para el que quisiera pasar una noche entre las estrellas al mejor estilo de un árabe y las mujeres se podían tatuarse con gena ese inolvidable momento.

El viaje logra su punto máximo cuando ingresamos a la mezquita Sheikh Zayed, situada en Abu Dabi, donde debes llevar un vestido adecuado para la ocasión, y con todo el respeto que el lugar religioso merece, recorrer la formidable obra arquitectónica de mármol banco, columnas que culminan en bloques de oro y lámparas de cristales que deslumbran al visitante. 

Contar todo lo que hicimos no alcanzaría, pero una noche inigualable fue el paseo por la marina de Dubai, a bordo de un barco reluciente con una terraza especial, donde el disfrute fue total. Una deliciosa cena, bar abierto y una vista inigualable de la metrópolis para deslizarse por parte del Golfo Pérsico, desde donde se divisaba los más modernos edificio de la gran ciudad y muchos sitios de interés. Fue un momento muy especial para las parejas que nos acompañaron, porque el romanticismo estuvo a flor de piel.

También estuvimos en una de las playas frente el emblemático y lujoso hotel Atlantis, en sus cálidas arenas y aguas, que se pueden disfrutar, cuando baja la temperatura.  Otra de las gratas experiencias fue subir al edificio más alto del mundo, Burj Khalifa, el Emirates Palace, uno de los palacios de Gobierno, y recorrer el antiguo Dubái y su mercado del oro, al que llegamos en una lancha típica.

El tour también incluye una parada en Ferrari World, un parque que disfrutamos al máximo, y el Warner Bros, que con su gigantesca cúpula semejando el cielo, te transporta a las grandes películas de ciencia ficción, y te lleva a los grandes personajes de la WB, incluidos el mundo de los Picapiedra, el Correcaminos, Batman, Superman y su salón de la justicia, Piolin y en fin cientos de personajes maravillosos, que te llevan a un viaje por tu niñez.  

Muy instructiva fue la visita al nuevo Museo del Futuro en Dubái, una maravilla arquitectónica que buscará soluciones para la humanidad, donde pudimos viajar 50 años hacia el futuro para obtener una visión imaginativa de cómo será el mundo, merece la pena repetirse.

A todo eso súmeles la visita a los mejores centros comerciales, la playa, disfrutar en la discoteca del hotel, celebrar los cumpleaños en la piscina, ver las fuentes luminosas danzantes, el gigantesco acuario, deslizarse pisos de cristal en dos de sus rascacielos, más palacios y ver descubrir un verdadero mundo mágico, porque cada día tuvo su encanto, y de la mano de Dora Vélez mucho más. Todo terminó en medio de aplauso y abrazos, lo mismo que su querida guía española, que nos ilustró sobre los palacios, el gobierno y la cultura de un país que ya no es tan lejano para todos los que viajamos.

A mis nuevos amigos de travesía que se repita, la pasamos muy bien, hay que seguir recorriendo el mundo con Dora Vélez.

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