En memoria de un verdadero guía espiritual de la comunidad latina en Toronto

Muerte del sacerdote Juan Triviño consterna a la comunidad hispana en Canadá

El lamentable fallecimiento del sacerdote de origen colombiano Juan Triviño, ha generado una profunda tristeza entre sus feligreses en Canadá y Colombia, pero especialmente a la comunidad latina en Toronto, donde este guía espiritual dio muestras de su bondad, su calidad humana y su gran fe, dando siempre ese mensaje de esperanza a los inmigrantes en tiempos de oscuridad, como el que estamos viviendo, pero también ese abrazo alegre y muy cálido en los grandes momentos de felicidad, como nos lo recuerda, Alf Nieto, quien escribió una reseña del sacerdote que le trae muy buenos recuerdos. Paz en su Tumba, La Portada Canadá se une a este momento de duelo de la comunidad hispana, su pérdida deja un gran vacío.

Por: Alf Nieto

A sus 63 años falleció en su Tumaco, Colombia, el sacerdote Juan Triviño, quien durante 20 años sirvió como guía espiritual en diferentes iglesias católicas del Gran Toronto. Hombre de mucha fe, servidor de los vulnerables, admirado por su carisma y buen humor, deja un vacío entre quienes fueron sus feligreses.

Triviño falleció casi a la medianoche de este domingo 26 de abril tras una breve enfermedad.  Las noticias de sus quebrantos de salud, una neumonía, habían llevado a que se hubiese pedido oraciones por su recuperación y siguiendo su voluntad se oraba a la Virgen boliviana de Urkupiña -de la que él era fiel devoto.

El religioso dedicó más de 30 años al sacerdocio, y acá trabajó en diferentes iglesias de Toronto, desempeñando diversas funciones. Gracias tanto a su liderazgo espiritual como a su forma de ser -dicharachero, alegre y siempre dispuesto a ayudar a la gente-, se había ganado el corazón de quienes le conocieron.

Recuerdo haberle conocido en el año 200, recién llegado yo como inmigrante, cuando él oficiaba la misa dominical en español en la iglesia de San Wenceslao -Dufferin y Bloor. El padre Juan había llegado por esa época a la ciudad como misionero que era, supuestamente apenas por un año. Fue el padre José David Pérez quien intermedió para que viniera a Canadá y quien de alguna manera le convenció de que finalmente se quedara.

Esa vez me recibió en la casa cural sin necesidad de hacer cita y de forma generosa me dedicó tiempo y compartió conmigo no solo una amena y profunda charla de horas, sino que además sacó algunos dulces de coco, que acababa de traer de un reciente viaje por su ciudad de origen. 

Siempre estuvo dispuesto tanto a dar consejo como a liderar causas de fe. Prestó sus servicios en muchas iglesias, recuerdo haberle visto un tiempo en la iglesia de St James -en la calle Annette- también en San Felipe Neri -en Jane y Wilson.

En 2005 fue asignado a la iglesia de Santo Tomás de Aquino, en la zona de Eglinton y Dufferin, donde fue reconocido por celebrar misas de liberación y sanación física y espiritual. Entre sus recientes responsabilidades tuvo la de ser el director espiritual de la Renovación Carismática Católica en la Arquidiócesis de Toronto; amén de dirigir los grupos de Encuentros Matrimoniales.
En diciembre de 2017 celebró sus 30 años de vida sacerdotal y la comunidad católica le brindó un homenaje en un convivio en la iglesia de Santa Clara.

Poco después, debido a problemas de salud -sufría de un problema crónico en su espalda- tuvo que retirarse de sus actividades rutinarias, entre las que se contaban asistir cada domingo a sendas parroquias al norte -en Bradford y Whitby, por fuera de Toronto, donde oficiaba la santa misa para trabajadores agrícolas mexicanos. Paz en su tumba.

Fotos cedidas y del Facebook del sacerdote.