Con la muerte de Pompeyo Saavedra se despide a un periodista, un escritor y un activista político
25 de Febrero de 2020 a las 17:29Luto en la comunidad chileno-canadiense
Por ALF NIETO / Especial para La Portada
TORONTO.- Cuando Pompeyo Saavedra tenía 16 años tuvo la suerte de conocer y compartir con el gran poeta chileno Neftalí Reyes Basoalto, el mismísimo que se hiciera famoso y ganara un Nóbel de Literatura: con el seudónimo de Pablo Neruda.
Y ese encuentro marcó su vida pues el maestro al saludarlo en su casa -a donde llegó por intermediación del también escritor Nicanor Parra- le dijo al bate en ciernes: “Bienvenido, poeta!”. Saavedra entonces sintió que lo suyo eran las letras y que desde entonces tenía el deber de hacerse poeta. Y lo fue y de los buenos. Ahora nos queda su obra -de hecho tres de sus libros inéditos van a ser revisados y publicados por sus hijos.
Pompeyo Saavedra murió el pasado 14 de febrero tras llevar con entereza unos quebrantos de salud propios de su edad. Tenía 95 años y él que se alegraba de ser un hombre sano sucumbió a serios fallos renales que le originaron complicaciones en sus pulmones y corazón.
Su deceso que fue por fortuna sin dolor, se produjo, como fue su deseo, en su apartamento del centro de Toronto. Murió en medios de sus miles de libros y rodeado del amor y el cariño de sus hijos y nietos.
Pompeyo no sólo fue poeta -igual enfocado con gran delicadeza en las cuestiones del amor, que con vocablos firmes destacando su ideario político de izquierda. Se recuerda mucho el poema suyo llamado Al Gran Víctor Jara. En las tertulias y peñas culturales de la ciudad, como Bohemia, destacaba no solo con sus letras sino con su formidable capacidad para declamar. Además cantaba, bien sea acompañado por instrumentos o a cápela y se ganaba al público.
La política fue su segunda gran pasión -declarado comunista, en su tiempo militó en el partido del inmolado presidente socialista chileno Salvador Allende. Había llegado en los 70 a Canadá como refugiado al saber -estando en Alemania- que no podría regresar a su país so pena de sufrir persecución política de la dictadura.
Pero también fue periodista, oficio que ejerció por casi 60 años, destacando además como un locutor de noticias con un dominio exquisito del micrófono. Y como si fuera poco, Pompeyo fue aviador, lo que le permitió conocer muchos lugares. Lamentaba a poco de morir, en medio de sentirse muy satisfecho con lo vivido, no haber podido conocer Rusia y China.
Sus hijos le preparan un evento de celebración de su vida que se hará en fecha y sitio por anunciar en marzo próximo. La comunidad chilena y latinoamericana lloran la muerte de uno de sus actores principales. ¡Adiós poeta, hasta siempre!
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