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La cruel guerra de Putin, traerá perores consecuencias económicas para Canadá y el mundo

17 de Marzo de 2022 a las 09:11

La cruel guerra de Putin, traerá perores consecuencias económicas para Canadá y el mundo A la tragedia por la pérdida de vidas que estan quedando bajo el bombardeo ruso, que muchos se niegan a ver, que genera semanalmente millones de desplazados por la violencia, miles de muertos, heridos, entre ellos cientos de niños; que está enmarcado en un desamparo total de lo que fuera un gran país, que sigue dando la pelea en un combate totalmente desigual, también está trayendo una crisis económica que ya nos afecta a todos. Esta llamada “guerra estratégica” de Bladimir Putin, la vamos a pagar todos, literalmente. La crisis económica ya afecta directamente a muchos ciudadanos del planeta, que apenas empiezan a despertar sobre lo que significa estar en medio de una guerra, y eso que nos les ha tocado, ni los muertos, ni las explosiones, ni el miedo, ni el frio o el hambre en su jardín, solo altos precios a la hora de comprar.

EDITORIAL. – El costo humano de la guerra en que nos metió Rusia es trágico y es lo peor de este conflicto tan desigual, por la pérdida de vidas, entre ellos cientos de niños, pero las implicaciones financieras y económicas para la economía global, que ya se están sintiendo en Canadá y en el resto del planeta, en mayor o menor escala, también lo son, porque están generando más pobreza y hambre, problemas que ya se aprecian más en algunos países pobres, que en la grandes potencias que tienen como enfrentarse a esta situación.

Aunque no lo parezca el mundo esta metido en una guerra, con todo y lo que ello significa, por cuenta del gobierno de Rusia, de un líder que no entiende de razones. Un dictador y que se siente como un antiguo “zar”, capaz de manejar el mundo a su antojo, porque cree que no tiene rival al frente que lo pueda detener. Algo que hasta el momento le ha dado resultado, porque hasta ahora el resto del mundo no sabe que hacer con Putin, mientras el sigue avanzando en la masacre. Por ahora somos más espectadores de una tragedia, aunque ya nos está tocando de alguna forma. 

Esta guerra que está cambiando completamente las reglas de la economía mundial, para muchos solo son fotografías y videos que se ven por televisión, internet o en el mayor de los caos por el teléfono, donde todo parece irreal y lejano. Como que eso nada tiene que ver con ellos. Pero esta cambiando esta visión, porque la guerra en que nos metió Rusia, esta afectando a todos por igual, por ahora en lo económico, esperemos que no pase de ahí, pero no estemos tan seguros, podrían venir tragedias peores a la que vive Ucrania, si este conflicto escala en armas, y mete a más países en la tragedia. Dios quiera que no.

Mientras crece la incertidumbre de lo que puede pasar si Rusia no se detiene, por ahora todos los días los precios siguen subiendo, la inflación esta disparada en gran parte del planeta, no solo por las consecuencias de una pandemia que no termina por irse, sino además por un conflicto que el mundo ahora entiende que puede empeorar, al punto que ya se habla de armas nucleares que están listas para ser disparadas, algo que no pasaba ante del ataque de Rusia a Ucrania. 

De repente personas que hace solo un mes estaban preocupadas por mantener sus empleos y pagar sus hipotecas, ahora están viendo que la guerra también lo puede afectar, por el alto costo de vida. Su sufrimiento claro que es mucho menor al de los ucranianos que deben abandonar su país, para escapar del inhumano bombardeo o de caer en una guerra de la que apenas despertaron hace unas semanas.

La guerra de Putin, porque no es de todo el pueblo ruso, ya está perturbando la economía mundial. Y a los ciudadanos de todo el planeta que lo están sintiendo en sus bolcillos, incluidos millones de canadiense. A medida que la inflación canadiense alcanza nuevos máximos y el banco central más poderoso del mundo hace su primer intento de contener una explosión de precios crecientes, incluso a un continente de distancia, la invasión rusa de Ucrania ha desencadenado una alteración impredecible en lo que pensábamos que eran las convenciones de la economía global.

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