Lo Mejor del Cine
19 de Mayo de 2016 a las 09:20Por: José Ridoutt Polar (Desde Cannes, Francia)
TIEMPO DE MORIR, DE ARTURO RIPSTEIN EN CANNES CLASSICS 2016
Como cada año, el Festival de Cannes demuestra su grandeza con una programación de cine clásico de primer nivel que, además, porta el atractivo de la restauración y/o remasterización de las obras proyectadas, un hecho que las convierte en premieres décadas después de su estreno original. Cannes Classics ofrece un programa para honrar y celebrar al cine clásico y también para retribuir a las instituciones internacionales encargadas de conservar y restaurar el archivo fílmico de sus naciones. En esta edición, Cannes Classics ofrece una programación que va desde la proyección de la primera película del cineasta mexicano Arturo Ripstein, pasando por el estreno mundial del nuevo documental de Bertrand Tavernier sobre el cine francés hasta una masterclass del célebre cineasta americano William Friedkin.
En la 69ª edición del festival, tres nombres destacan por encima del resto: Arturo Ripstein, Bertrand Tavernier y William Friedkin. El primero ha presentado una copia restaurada de Tiempo de morir (1966). El cineasta mexicano ya ha competido en tres ocasiones por la Palma de Oro: en 1974 con El santo oficio; en 1994 con La reina de la noche y en 1999 con El coronel no tiene quien le escriba. Tiempo de morir es la ópera prima de Ripstein, una película al estilo western basada en un argumento de Gabriel García Márquez, mismo que, junto con Carlos Fuentes, realizó el guión.
El segundo, Bertrand Tavernier, ha presentado un documental sobre el cine francés: «Este trabajo de ciudadano y espía, de explorador y pintor, de cronista y aventurero que tantos autores han descrito tan bien, desde Casanova hasta Gilles Perrault, es una hermosa definición del oficio de cineasta que podemos aplicar a Renoir, a Becker, al Vigo de Cero en conducta, al Duvivier de Pépé le Moko, igual que a Truffaut, Franju o Demy. A Max Ophuls y también a Bresson. Y a directores menos conocidos que en los recovecos de una escena o de una película iluminan una emoción, hacen aflorar verdades sorprendentes. Me gustaría que esta película fuera un acto de gratitud hacia todos aquellos, cineastas, guionistas, actores y músicos que han pasado por mi vida. La memoria reconforta: esta película es un poco de carbón para las noches de invierno».
WILLIAM FRIEDKIN, por su parte, ha impartido una esperadísima masterclass, acompañada de la proyección de Carga maldita (Sorcerer, 1977).
Friedkin, es una de las principales figuras del cine americano que jugó un papel destacado en la renovación del cine estadounidense a principios de los años setenta con películas como The French Connection (1971) o El exorcista (1973), que fueron también grandes éxitos de taquilla. Tras Martin Scorsese, Nanni Moretti, Wong Kar-wai, Quentin Tarantino, Marco Bellocchio o incluso Philip Kaufman y Jacques Audiard, Friedkin se ha subido al escenario de la sala Buñuel del Palais des Festivals para dialogar con el público. «Es un honor poder compartir mis pensamientos e ideas con el público del Festival de Cannes, la patria del cine mundial». «Hasta donde yo recuerdo, creo que vivimos la época más desafiante para el futuro del cine a nivel mundial, con cambios extremadamente importantes en materia de producción y explotación, mucho más que los que yo he podido vivir en los últimos cincuenta años».
Nacido en Chicago en 1935, el joven Friedkin, apasionado por la radio y la ópera, decidió convertirse en director tras salir deslumbrado de la proyección de Ciudadano Kane de Orson Welles. Su paso por la escuela de la televisión y el reportaje le marcará profundamente y contribuirá a definir su estilo, en que la narración se mezcla con una percepción afilada de la realidad. Hombre cultivado y cinéfilo, dirigió una larga entrevista documental de Fritz Lang en 1974, antes de firmar Carga maldita (Sorcerer) en 1977, una adaptación de El salario del miedo de Henri-Georges Clouzot, que es considerada como su obra maestra.
Durante los años ochenta, profundizó en el estilo negro y policiaco con A la caza (Cruising, 1980) o Vivir y morir en Los Ángeles (To live and die in L.A., 1985), películas que marcaron esa década. A continuación regresó al género del terror con películas como Desbocado (Rampage) en 1987 o La tutora (The Guardian) en 1990. A pesar de estar muy implicado en la dirección de óperas, Wlliam Friedkin no ha dejado de trabajar en el cine, dirigiendo obras como Bug (2006) o Killer Joe o Autor recientemente de "The Friedkin Connection: A memoir", donde repasa su carrera con sinceridad y pasión.
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