El peligro de las dietas “milagrosas” para adelgazar, que te pueden matar 90
03 de Marzo de 2022 a las 13:12Si quiere rebajar lo mejor es una alimentación saludable y ejercicio diario
Siempre al inicio de un nuevo año surgen una serie de dietas mágicas que prometen perder esos kilos de más que se ganaron en navidad, pero que se convierten en uno de los mayores problemas de la nutrición en la sociedad actual y dan lugar a situaciones patológicas en ocasiones irreversibles. Esas dietas son consecuencia de la actual obsesión por perder peso y conseguir el mal llamado peso ideal, llegando a anteponerse el aspecto físico a la salud, al punto que te pueden matar.
LONDRES. – En ese afán por adelgazar, por estar a la moda, por ganar seguidores, por sentirse bellas o bellos, sin que por ello medie alguna situación que realmente afecte su salud, muchas personas estan acudiendo a dietas “milagrosas” que de milagro no lo terminan matando.
En algunas oportunidades las personas por hacer dietas, por desagrado a los alimentos, por no engordar o por diferentes razones, dejando de lado una alimentación adecuada y esto tiene algunos riesgos.
El primer peligro es cansancio y fatiga, pues si no se consumen las vitaminas y minerales que el cuerpo necesita, este no tiene los nutrientes para funcionar adecuadamente.
El segundo riesgo es padecer de insomnio, ya que si se consumen demasiadas grasas saturadas esto puede provocar “dificultad a la hora de conciliar el sueño”.
El tercer riesgo es la inflamación, ya que es una reacción del cuerpo para protegerse de las lesiones, las enfermedades o la irritación de los tejidos.
El siguiente peligro de una mala alimentación es el sedentarismo, ya que con un estilo de vida sedentario se aumenta el riesgo de: obesidad; enfermedades del corazón, incluyendo enfermedad coronaria e infarto; presión arterial alta; colesterol alto; accidente cerebrovascular; síndrome metabólico; diabetes tipo 2; ciertos tipos de cáncer, incluidos los de colon, seno y de útero; osteoporosis y caídas y aumento de sentimientos de depresión y ansiedad.
El otro riesgo son los problemas de estómago e intestino, ya que una mala alimentación provoca que no se procesen bien los alimentos y se puede llegar a padecer “ardor, acidez, diarreas o estreñimiento”, entre otras.
Asimismo, la diabetes es otro riesgo, ya que es una enfermedad crónica que se presenta cuando el páncreas no secreta suficiente insulina y, por ello es importante tener una alimentación sin azúcar ni grasas saturadas y tener en cuenta que algunos alimentos que suben la insulina en la sangre son: chocolates, caramelos, mermeladas, miel, helados, gaseosas, alcohol, galletas dulces, comida rápida, harina de trigo refinada, cereales azucarados, entre otros.
El último peligro de llevar una alimentación inadecuada, según la revista es una enfermedad cardiovascular, pues una dieta con alto contenido de grasas, sal, azúcar y colesterol puede contribuir al desarrollo de una enfermedad cardíaca.
¿Cómo tener una alimentación saludable?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que una dieta sana incluye:
- Legumbres (como lentejas y alubias), frutos secos y cereales integrales (por ejemplo, maíz, mijo, avena, trigo o arroz moreno no procesados).
- Al menos 400 g (cinco porciones) de frutas y hortalizas al día, excepto papas, batatas, mandioca y otros tubérculos feculentos.
- Menos del 10 % de la ingesta calórica total de azúcares libres, que equivale a 50 gramos (unas 12 cucharaditas rasas) en el caso de una persona con un peso corporal saludable que consuma aproximadamente 2.000 calorías al día, aunque para obtener beneficios de salud adicionales lo ideal sería un consumo inferior al 5 % de la ingesta calórica total. Los azúcares libres son todos aquellos que los fabricantes, cocineros o consumidores añaden a los alimentos o las bebidas, así como los azúcares naturalmente presentes en la miel, los jarabes y los zumos y concentrados de frutas.
- Menos del 30 % de la ingesta calórica diaria procedente de grasas. Las no saturadas (presentes en pescados, aguacates, frutos secos y en los aceites de girasol, soja, canola y oliva) son preferibles a las saturadas (presentes en la carne grasa, la mantequilla, el aceite de palma y de coco, la nata, el queso, la mantequilla clarificada y la manteca de cerdo), y las grasas trans de todos los tipos, en particular las producidas industrialmente (presentes en pizzas congeladas, tartas, galletas, pasteles, obleas, aceites de cocina y pastas untables) y de rumiantes (presentes en la carne y los productos lácteos de rumiantes como vacas, ovejas, cabras y camellos). La OMS sugirió reducir la ingesta de grasas saturadas a menos del 10 % de la ingesta total de calorías, y la de grasas trans a menos del 1 %. En particular, las grasas trans producidas industrialmente no forman parte de una dieta saludable y se deberían evitar.
- Menos de cinco gramos de sal (aproximadamente una cucharadita) al día. La sal debería ser yodada.
No obstante, la composición exacta de una alimentación variada, equilibrada y saludable estará determinada por las características de cada persona (edad, sexo, hábitos de vida y grado de actividad física), el contexto cultural, los alimentos disponibles en el lugar y los hábitos alimentarios.
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