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El 2020 el año que nos puso a prueba

23 de Diciembre de 2020 a las 07:33

Por ANGELICA GIL AGUILAR

Nunca imaginamos que el año 2020 estaría lleno de tantos retos, incertidumbre y cambios. Que se podría a prueba no solo nuestra paciencia, sino también los estrechos lazos familiares, e incluso la relación con nosotros mismos.

 En nuestro caso, pasamos a ser padres, madres, docentes, psicólogos y amigos tiempo completo debido a que nuestro pequeño de 7 años no pudo asistir al colegio y necesitaba acompañamiento en su transición a clases virtuales. Igualmente tratamos de cubrir la carencia de amigos y compañeros de juegos.

Poco a poco nos fuimos adaptando a nuestra realidad, con un sentimiento de gratitud por el presente y con esperanza en el futuro. Cada uno de nosotros escogió su espacio personal, ya fuera una silla en particular en el comedor, en su cuarto, o en la sala para poder estudiar sin interrupciones. La hora de la cena se convirtió en un momento de disociación de la pandemia, en donde compartíamos una comida y hablábamos de otras cosas. Algo que ha sido de mi mayor agrado durante estos tiempos de cuarentena es poder comer alimentos recién preparados en casa, no tener que empacar todo en contenedores plásticos, y no tener que manejar de un lado a otro, ni estar atascada en el tráfico.

También comenzamos a realizar ejercicio desde casa con mi hermana y varios amigos de Colombia que se conectaban vía Zoom. Desarrollamos una pasión por caminatas en el parque también, y una apreciación a cosas que antes no podíamos ver por el ajetreo del día a día.

Una vez que los colegios reanudaron clases, enviamos nuevamente a nuestro pequeño. Él ha manifestado que, a pesar de los protocolos, está muy contento de ver niños de su edad, y de poder jugar con ellos, aunque deban conservar distancia.

Sabemos que estas festividades no se realizaran de la forma en que estamos acostumbrados, pero aun así nos sentimos plenos de poder compartir en familia. Este fue el caso con la graduación de Bachillerato de mi hermano, quien tuvo que recoger su diploma por ventanilla. De manera creativa encontramos formas de celebrar su graduación.

Estamos agradecidos por las lecciones aprendidas y el lazo personal que hemos podido fortalecer. La pandemia nos ha recordado que, en cualquier situación, siempre tenemos la oportunidad de escoger nuestra actitud ante la vida. Podríamos quedarnos en cama, sin ánimos de salir adelante, hibernando, o también podríamos usar ese tiempo para aprender, para compartir y crecer.

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