En Colombia se están destruyendo los monumentos a los conquistadores españoles
24 de Junio de 2021 a las 03:54Indígenas, apoyados por manifestantes derrumban estatuas. Gobierno intenta protegerlas
Tras el derribamiento de varias estatuas, el Gobierno de Iván Duque adelantará un diálogo con comunidades indígenas y hará una revisión de los monumentos desde 1920. El Ministerio de Cultura ya retiró los de Cristóbal Colón y de Isabel la Católica. ¿Qué hacer con los monumentos derribados?, ¿dónde ubicarlos?, ¿qué fin darles? No hay todavía una decisión y estas serán las preguntas que tendrá que responder el diálogo abierto con las comunidades.
BOGOTA. - Como en muchas partes del mundo, en Colombia, varias estatuas que durante siglos han adornado parques y calles, están siendo destruidas por personas que consideran que no se debe rendir ningún homenaje a las personas que representan estos monumentos, incluidos los del libertador Simón Bolívar montado en su caballo, las de Colon, y las los reyes de España, que tuvieron que ser retiradas para que no las destruyeran durante las marchas de protestas que se registran en Bogotá, problema que se está extendiendo a varias ciudades del país suramericano, donde ya se han derribado otras esculturas de conquistadores españoles.
“Nuestra prioridad es proteger el patrimonio. Ante posibles afectaciones, decidimos trasladarlas de manera transitoria a la estación de [trenes] La Sabana”, dijo la ministra de Cultura Angélica Mayolo. Recién llegada al cargo, Mayolo da un viraje a la posición del Gobierno en relación con los monumentos. Los dos ministros anteriores habían calificado de vandalismo el derribamiento de las estatuas. “El país debe respetar las distintas visiones y que las comunidades que hoy se sientan discriminadas con los símbolos del patrimonio nacional puedan ser escuchadas, pero sin tolerar la violencia y la destrucción”, aseguró la ministra al anunciar la decisión del Consejo Nacional de Patrimonio de revisar los monumentos.
Durante los primeros días de las protestas en Colombia —que comenzaron el 28 de abril— comunidades indígenas derribaron por segunda vez la estatua del conquistador español Sebastián de Belalcázar en Cali. Luego le correspondió al también conquistador Gonzalo Jiménez de Quesada, fundador de Bogotá. La imagen de su rostro contra el suelo y las banderas guambianas, de los pueblos indígenas del Cauca, puestas sobre el pedestal, anunciaron lo que vendría para los monumentos. En la tarde, en el pedestal se instaló una imagen de Dilan Cruz, un joven manifestante asesinado por la policía en 2019, pero en la noche un grupo de personas la bajó.
La avenida Jiménez, una de las principales del centro de la ciudad se conoce ahora —al menos informalmente— como avenida Misak, en homenaje a los indígenas que tumbaron la estatua. Ante el derribamiento y, previendo que pasaría con otras esculturas de ese tipo, el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural de Bogotá adelantó nueve mesas de diálogo sobre los monumentos y su representación en las que participaron cerca de 170 personas.
Una de sus conclusiones es que hay consenso “incluso entre quienes tienen una mirada tradicional de que es necesario ampliar el relato de lo patrimonial”, y que “no existen debates clausurados o que sean solo de expertos”. “Lo que vimos en la protesta es que hay una interpelación del espacio público”, dice Patrick Morales, director del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural de Bogotá (IDPC).
Los indígenas de la comunidad Misak son quienes han liderado las caídas de estatuas como forma de protesta. El 10 de junio se reunieron alrededor de Cristóbal Colón y la reina Isabel la Católica. Intentaron derribarlas, pero rápidamente un escuadrón de antidisturbios rodeó los monumentos y se enfrentó a los manifestantes. Diez personas resultaron heridas. Aunque no lograron el objetivo, los indígenas se quedaron alrededor del monumento bailando y cantando. A la madrugada siguiente, el Gobierno tomó una decisión sorpresiva: retiró las estatuas. La imagen de ambas subidas en una grúa rumbo al centro de Bogotá y luego la de dos misak subidos en el pedestal ondeando sus banderas, fue leída por algunas personas como la victoria de los indígenas aunque el Gobierno señaló que fue una manera de protegerlas.
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