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Esperando a que Jenni vuelva

21 de Diciembre de 2012 a las 16:58

 

Por María Marín

 

Dentro de las noticias relacionadas a la trágica partida de la cantante Jenni Rivera, hubo una en particular que “detuvo mi corazón”. Escuché a una reportera decir que Johnny, el hijo menor de “La Diva de la Banda”, había escrito en su cuenta de Twitter: “Los noticieros no saben lo que dicen sobre la muerte de mi mamá, ella esta viva y va a regresar a casa tan pronto la rescaten”. Evidentemente, este niño de 11 años no podía aceptar que el ser que más lo amaba, había tomado un viaje sin regreso.

 

Esta noticia me transportó a mi infancia cuando viví el fallecimiento de mi mamá. Recuerdo que en la funeraria mientras observaba a mi madre tenía la esperanza de que su pecho se moviera como señal de que estaba respirando. También, después de su muerte, cada mañana esperaba con ansias que llegara a mi cama a despertarme con un beso. Me tomó muchísimo tiempo recuperarme, pero hoy puedo recordarla sin sentir dolor.

 

Cuando una tragedia toca a tu puerta, como la muerte de un ser querido, el diagnóstico de una enfermedad terminal, el rompimiento de una larga relación, o cualquier desdicha en la que sufrimos una enorme pérdida, entramos en un proceso de duelo que puede durar de uno a tres años. Primero te niegas a aceptar lo sucedido; crees haber tenido una pesadilla y que al despertar todo estará bien. Luego, esa pérdida provoca gran ira dentro ti y empiezas a culpar de la tragedia a algo, a alguien o a uno mismo.

 

Una vez te cansas de negar y culpar, te invade una gran tristeza o depresión porque te has dado cuenta que nada puede cambiar la situación.Pero una vez, reconoces la pérdida, gradualmente disminuye el sufrimiento. La etapa de la aceptación es la más importante para vivir en paz .Cuando no se acepta lo sucedido se vive atrapado en la negación, ira, culpabilidad y profunda  tristeza.

 

Si al igual que la familia de Jenni y yo sufriste una gran pérdida, te aseguro que aunque no puedas cambiar la realidad, puedes tener la esperanza de que un día tu sufrimiento sanará y volverás a sonreír. Todas las noches le pido a Dios que siembre esperanza en el corazón de Johnny y en el de toda su familia. 

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