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¿Hay derecho a la protesta? o debe primar el bien común, sobre el particular. ¡Son vidas las que hay en riesgo!

10 de Febrero de 2022 a las 05:40

¿Hay derecho a la protesta? o debe primar el bien común, sobre el particular. ¡Son vidas las que hay en riesgo!

Una cosa es protestar por lo que no se está de acuerdo, es un derecho que deben tener todos los ciudadanos del mundo, pero otra cosa es que la protesta se transforme en un problema para todos, genere caos y afecte de manera directa a los demás, solo porque algunos no están de acuerdo con las reglas impuestas. El beneficio de la mayoría debe prevalecer, sobre lo que opinan y piensan diferente, y mucho más cuando eso puede significar vidas en peligro. Las protestas de los camioneros contra las restricciones de COVID-19 en Canadá y de los que no se quieren vacunar, están en su derecho de hacerla, pero su decisión, están afectado a todos, y ahí matan lo que ellos promulgan, la libertad de los otros. Para la mayoría de los canadienses no se justifica esta protesta, mucho más cuando ya está afectando el crecimiento económico que apenas empezaba a despegar y para completar ahora amenaza con generar problemas de desabastecimiento de alimentos, lo que seguro subirá los precios de todos, en un momento en que apenas el mundo esta intentando salir de los desastres generados por la pandemia.  ¿Hay derecho a esta protesta?, usted que opina.

EDITORIAL. ¿Realmente existe una justificación para la protesta de cientos de camioneros canadienses contra la vacunación obligatoria contra la covid-19 para viajes transfronterizos que mantiene semiparalizada Ottawa y sigue afectando a las poblaciones en los pasos fronterizos y a miles de personas?... La mayoría de los canadienses cree que no, porque además ya los está empezando a afectar directamente, toda una zancadilla a libertad que defienden los que protestan, porque la libertad de los que no protestan también hay que tenerla en cuenta, o es que esa no tiene ningún valor.

La protesta como tal es un derecho que debe tener cualquier ciudadano que opine diferente, esa libertad debe prevalecer, pero lo que no se justifica es que la protesta de unos cuantos termine afectado a todos, algo que ya pasa en Ottawa, Quebec y Toronto, pero que amenazan con extenderse a todo el país, ya casi completamos 2 semanas de protestas descontroladas.

El bloqueo que padece la capital canadiense, que ya ha llevado a la detención de más de 20 personas, según fuentes oficiales, se ha amplificado en los últimos días y amenaza la cadena de suministros básicos del país. Camiones y furgonetas de la llamada caravana de la libertad bloquean desde el lunes el principal paso fronterizo entre Canadá y Estados Unidos, el que discurre por el puente Ambassador, que une la ciudad de Windsor, en la provincia canadiense de Ontario, con Detroit, en el Estado de Michigan (EE UU).

Las protestas se están saliendo de control, paralizando los cruces transfronterizos en Ontario y Alberta, bloqueando rutas vitales para los bienes, y el Gobierno parece amarrado a las mismas, porque aunque lo intenta, los bloqueos van en crecimiento, y eso tiene un costo para muchas empresas, muchos trabajadores y millones de personas a ambos lados de la frontera, solo porque unos cuantos no se quieren vacunar, cuando nadie lo esta obligando, solo se les pide respetar el derecho de los otros a sentirse en un ambiente mas saludable, por que las restricciones lo único que intentan es salvar vidas, y esta mas que demostrado que si lo logran.

Canadá destina el 75% de sus exportaciones a Estados Unidos, y una media de 8.000 camiones atraviesan cada día ese paso fronterizo, a unos 765 kilómetros de Ottawa. Más de 40.000 personas y mercancías por valor de 323 millones de dólares (282 millones de euros) transitan cada día por él. Pese a la reapertura parcial en el lado canadiense, el paso sigue bloqueado porque el Departamento de Transporte de Michigan mantiene cerrada la frontera estadounidense.

¡Que sigan las protestas, pero no los bloqueos! Que las personas que no se quieren vacunar, sigan encerraditos en sus casas, así no afectan con su decisión a nadie, ni llenan las unidades de cuidados intensivos de los hospitales, donde luego se arrepienten de no haberse vacunado. Mi libertad termina donde empieza la libertad de los otros, la máxima del derecho.

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