El Gobierno canadiense debe construir más casas de interés social

Por su precio, por la dificultas para adquirir un préstamo hipotecario, por la falta de un empleo fijo, por los bajos ingresos de una familia, por los impuestos y por muchas más razones, los canadienses de escasos recursos ven como cada día que pasa se aleja aún más el sueño de tener una casa propia. Muchos ya sienten que deberán vivir obligados a pagar un arriendo toda su vida, porque no existe una verdadera política de construcción de vivienda de interés social en el país. Existen muchos auxilios para pagar renta, o para que la gente viva en refugios, pero los pobres no tienen una verdadera ayuda para que compren su propia casa, especialmente en las grandes ciudades como Toronto, Vancouver y Montreal, donde los precios de los inmuebles están por las nubes.
 

EDITORIAL. El estado debe entrar a corregir su política de vivienda lo más pronto posible, o de lo contrario seguirá aumentando el número de personas que requieren acudir a los centros comunitarios, u hogares de paso, ante la imposibilidad de pagar una renta.
 

Hay un creciente número de personas pidiendo asistencia social para poder pagar sus rentas, mientras miles más deben acudir a centros asistenciales o casas de paso para poder vivir. Hay muchos enfermos, limitados físicos y personas de la tercera edad esperando una contribución del Gobierno para poder encontrar un lugar digno para vivir y una larga lista de familias por una vivienda subsidiada, mientras tanto el Estado se gasta cada año más de $7 mil millones de dólares en ayudas a personas que no tienen hogar, un auxilio que realmente ayuda, pero que no le cambia la realidad a estas personas, que nunca van a tener una vivienda propia, porque el poco dinero se va perder en pagos de la renta.
 

Si bien el Gobierno ayuda a muchas organizaciones para que brinden apoyo a las personas que no tienen un lugar donde vivir, y tiene programas de ayuda especiales y subsidios para pagar renta, muchos canadienses de escasos recursos preferirían un apoyo  más real para tener un casa propia, porque esto les daría una mayor estabilidad, les significaría un gran ahorro para su vejez, pero con los precios de los inmuebles en las grandes ciudades, esto es prácticamente imposible para una persona que gane un salario mínimo. Ayuda que existió en pasado para primeros compradores y que se fue diluyendo.
 

Para muchos analistas los miles de millones que gasta Canadá cada año en los servicios de emergencia y los soportes de personas sin hogar, tendrían una mayor repercusión en los pobres, y beneficiaría a muchas más personas, si el Gobierno cambia el enfoque y apoya  más decididamente a las personas en su proceso para comprar su casa propia.
 

Para nadie es un secreto que muchos adultos mayores, pero también jóvenes, no cuentan con una propiedad donde vivir, y gran parte de ellos viven rentando inmuebles, algunos con precios bastante altos, pagando mensualidades, que perfectamente les serviría para pagar su propia vivienda, pero no lo hacen porque no tienen la forma de ahorrar para pagar la cuota inicial de la propiedad, o su historial crediticio no le permite acceder a un préstamo.
 

Bajo este panorama la gente seguirá buscando las ayudas que entrega el Gobierno, los subsidios y los auxilios, porque no les queda de otra, para cambiar su forma de vivir, si el Gobierno realmente no decide ayudarlos de manera más contundente en la adquisición de su casa propia, y para ello debería existir planes de vivienda de verdadero interés social en el país, como existe en muchas partes del mundo.