Por la desigualdad y la represión crecen las violentas protestas en Suramérica

Ya no solo es el fallido Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela el que se enfrenta a las fuertes y muy violentas protestas que se están esparciendo por gran parte de Suramérica. La lista de países sacudidos por una crisis política generada por la desigualdad, la corrupción, la inflación, el fraude electoral, las nacientes dictaduras, la falta de oportunidades, el desempleo, la pobreza, la salud, o la educación, ha crecido en Latinoamérica en los últimos meses. Chile, Perú, Ecuador, Bolivia, Argentina y Colombia, son países en lo que ha resurgido un descontento generalizado de la ciudadanía que está organizando en las multitudinarias marchas y manifestaciones en busca de un cambio.  

EDITORIAL.- "El baile de los que sobran", la mítica canción de Los Prisioneros que se convirtió en el himno de la marcha más grande en la historia de Chile, refleja lo que está pasando en Suramérica, y realmente en gran parte de los países latinoamericanos, donde los ricos son más ricos, y los pobres son más pobres, acentuando una desigualdad que muchos ya no soportan, al punto que se organizan masivas e históricas protestas como las de Chile, Ecuador o Bolivia.

Los violentos choques entre manifestantes y la policía, algunas que han terminado en caos, dejando muertos y heridos, en parte por la represión ejercida por las autoridades, pero también por los ataques generados por encapuchados que se mezclan entre la gente que realmente está luchando por defender el derecho a vivir dignamente, a trabajar, a un buen sistema de salud o de transporte, a la alimentación, a una buena educación y a que el costo de vida no los asfixie, como está pasando ahora en muchas partes del mundo, siguen creciendo e incendiando al continente. 

Solo en las últimas semanas hubo enfrentamientos en las calles de Bolivia por acusaciones de fraude electoral, en Chile por la desigualdad, en Ecuador por la eliminación de los subsidios a los combustibles y en Haití por la escasez de gasolina y alimentos. Mientras el mandatario peruano, Martín Vizcarra, disolvió el Congreso en el marco de una larga crisis política por casos de corrupción y en Colombia los estudiantes universitarios, con marchas pacíficas, que terminaron en disturbios por algunos infiltrados, exigen el derecho a una buena educación y que se respeten los acuerdos logrados hace un año.

En Chile, pese a las promesas del Gobierno, las manifestaciones siguen su marcha, por el gran  descontento social con las élites en el poder y la falta de respuesta a demandas de la ciudadanía.

Para los expertos el resurgimiento de las protestas en Latinoamérica y el mundo se está dando porque la gente se cansó de esperar un cambio en los gobernantes y los políticos. El fenómeno social que se produce de manera simultánea en varios países, les exigen a los mandatarios desmantelar las desigualdades. Para ello ya no solo basta con enfrentar la extrema pobreza, la gente quiere vivir mejor, y para ello se requieren buenos empleos, más oportunidades, mejores salarios y por supuesto mejor educación.

Los pueblos ya no tienen tanta paciencia, si detectan actos de corrupción, si ven fraudes en las alecciones, si sienten que su país no va por buen camino, o que se están violando sus derechos, salen a protestar, porque ese es el único mecanismo que les está quedando para lograr el cambio que los políticos y gobernantes no quieren generar.

Los suramericanos hoy son más abiertos, más informados, educados y con una clase media fuerte, que se está organizando para salir a protestar, dejando claro, que ahora cualquier cosa que los afecte directa o indirectamente,  tendrá una respuesta del pueblo unido, que como dice el lema tan popular en América, “jamás será vencido”.