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Los Juegos Panamericanos Toronto 2015

02 de Octubre de 2013 a las 20:35

Son juegos de dinero

La ciudad de Toronto participó en la elección como sede de los Juegos Panamericanos del 2015 el 6 de noviembre del 2009 que se realizó en el Hotel Hilton en Guadalajara, México.  Ganó abrumadoramente frente a sus oponentes Lima y Bogotá.  Aquí es donde comenzó la historia que ahora se está tornando turbulenta por el juego de dinero que ha implicado.

La Organización Deportiva Panamericana, ODEPA, es el organismo rector de los Juegos, en los que participan 41 países, tiene su origen en 1951 en Buenos Aires, donde se celebraron los primeros Juegos Panamericanos como una respuesta regional a las Olimpiadas y cuyo objetivo era hermanar a los países del continente y dar oportunidad a los atletas de que adquieran mayor experiencia y nivel de competencia que les permita participar en mejor forma en los Juegos Olímpicos.

Son estos objetivos muy nobles, como todos los que en sus inicios han fomentado el deporte.  A medida que se van ganando más adeptos, independientemente del deporte que sea, se están formando empresas que pierden la visión original de los mismos y se trasforman en verdaderos corredores mercantiles donde el deporte queda relegado a un producto más y lo que se prioriza es el dinero.

De ahí que ahora en los deportes se puede ver una danza de millones de dólares que son insultantes para las situaciones apremiantes que tiene el mundo.  Si bien el deporte se originó con un fin loable, cabe destacar que no es una actividad productiva que aporte, en términos generales, al bienestar humano.  Sí, no deja de sorprender que el ser humano sea capaz de tal o cual rendimiento físico, pero en realidad eso no aporta nada.  No como una actividad productiva o científica que con sus hallazgos puede beneficiar en diversos campos a la humanidad.  Por ejemplo, de nada sirve que se rompa el récord de los cien metros planos, pero sí importa que se descubra una semilla resistente a las sequías.

Sin embargo, volviendo al sentido inicial de la creación de las diferentes competencias deportivas, sí resulta satisfactorio ver que todos podemos reunirnos cada cierto tiempo y compartir civilizadamente, como lo plantea el deporte, para disfrutar como hermanos que somos sin importar nuestra raza, origen, religión o inclinación política.  Esto sería lo ideal que se dé entre los países, tal cual se da en el deporte.

Pero como todo tiene un carácter comercial, el dinero es el que manda en el deporte.  Para organizar unos juegos, en la ciudad sede, se nombra un comité que se haga cargo de todos los aspectos y que recibe un presupuesto para su gestión.  En el caso de los Juegos Panamericanos Toronto 2015, TO2015, Ian Troop es el presidente de éste comité,  su salario fue de 550,000 cad en el 2011 y de 477,259 en el 2012, ya que hubo una revisión de su sueldo por considerarlo alto y se produjo está reducción; sin embargo, se le dio un beneficio en sus impuestos de 30,090 cad.  Pero el Sr. Troop necesita un equipo, el mismo que tiene 18 miembros cuyo salarios van desde 175,000 hasta 507,000 cad al año. 

Pero esto no termina aquí, sino que hay que considerar las reuniones a las convocan o han tenido que asistir, como a Londres, Glasgow (a donde han ido hasta tres veces en seis meses) y por qué no a climas más calientes como Jamaica, Miami y St. Kitts.  Como si esto no fuese suficiente, los gastos que reclaman los ejecutivos son realmente alarmantes.  Los recibos presentados para re-embolsos van desde café en Starbucks por $1.89 hasta cenas de $100 el plato por persona.  La primera cifra, menos de dos dólares, resulta miserable para alguien que tenga un sueldo tan significativo; y, la segunda cifra, podría pagar una cena decente para algunos miembros del comité en vez de solamente uno.  Sin embargo, parece ser que para estos personajes no hay cifra ni suficientemente grande o pequeña para dejar de reclamarla como gasto.

El presupuesto que se ha asignado a TO15 es de 1.4 billones de cad los mismos que provienen de tres diferentes niveles: federal, provincial y local.  Dicho de otra forma, para quienes pagamos impuestos, estamos aportando a estos juegos tres veces, puesto que pagamos igualmente los tres niveles de donde proviene el dinero.  Esta cifra, 1.4 billones, según Don Mackenzie que fue el presidente de los Juegos Panamericanos en Winnipeg, en 1999, resulta exorbitante, si se compara con el presupuesto entregado a él, para los mencionados juegos, que fue de 150 millones de cad que en la actualidad serían 201 millones, si se considera una inflación promedio del 2%.  Obviamente, Mackenzie tiene razón al sorprenderse de la cifra, igual que nosotros.

Lo mencionado solamente es una muestra del derroche con el que se maneja el heraldo público, lo que ocurre aquí tanto como en nuestros países, pero (esperamos) que aquí no haya impunidad y que prevalezca la transparencia.   Como esperamos también que se clarifique y sanciones a los funcionarios que compraron la semana en el Municipio de Toronto 30 sillas a 2,500  cad por cada una, pagando un total de 75,000 cad, cuando las anteriores que fueron reemplazadas por estas costaron 100 cad cada una.

Si bien la corrupción parece un mal endémico al ser humano, lo que más indigna es la impunidad.  Porque si a la primera no se la puede controlar a la segunda sí y se debería actuar de inmediato.

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