MUNDIAL DE FUTBOL FEMENINO CANADA 2015 Siempre opacado.
10 de Junio de 2015 a las 12:10
Anabelle con algunas jugadoras de la selección del Japón campeón reinante, en Vancouver, previo a su primer partido. |
Por: Anabelle Chacón Castro
Mientras el Barcelona de España se corona campeón de Europa por quinta vez y los equipos de América viajan a Chile para disputar la Copa que lleva su nombre, el fútbol femenino pasa a un segundo plano. En los noticieros locales se puede escuchar una que otra noticia porque se desarrolla en Canadá y porque la selección femenina canadiense comenzó ganando a su similar de China por un penal ejecutado por su jugadora estrella, Christine Sinclair.
Este torneo todavía es una competencia joven, el primero fue China en 1991 y se desarrolla, al igual que el de los hombres, cada cuatro años pero en otra país diferente de donde se hace el masculino. Y su sistema de clasificación, y todo el proceso y culminación, es similar al de los varones.
Sin embargo la promoción y la inversión económica que hacen los países, al igual que ocurre en los demás deportes, no es la misma que se hace con la de los hombres. Si bien se ha adelantado mucho todavía no se llega al nivel masculino, porque los mismos países a los que representan sus selecciones, salvo los que vienen del primer mundo, no cuentan con el apoyo necesario para que este deporte se desarrolle. Esto se demuestra si se revisa los resultados obtenidos en estos siete mundiales femeninos, hay un dominio de la selección de Estados Unidos que ha logrado dos campeonatos, un subcampeonato y tres terceros lugares; seguida de la selección de Alemania que también tiene dos campeonatos, un subcampeonato pero solamente un cuarto lugar. El último campeón fue Japón.
En el caso latinoamericano, los noticieros y periódicos están plagados de información respecto a la Copa América, que es una competencia local, comparada con el Mundial de Canadá que es una a nivel global. Basta ver cómo son tratados los jugadores de las selecciones que antes de llegar a Chile hicieron una lista de cosas extravagantes para su alojamiento que va desde que quieren la fruta traída de su país hasta los canales de televisión de sus países, pasando por una dotación completa de todos los juegos electrónicos habidos y por haber. Este desbalance también se nota en las trasmisiones en vivo, la cobertura es mucho mayor para los partidos de los hombres que para los de las mujeres.
Para quienes disfrutamos de la pasión del fútbol, quisiéramos ver más equidad con las jugadoras y si no hay un apoyo económico más fuerte, las selecciones femeninas de nuestros países no podrán despuntar como lo han hecho los varones. Pero que exista un apoyo económico implica que haya un compromiso social de equidad de género que nos permita ver que el deporte una expresión subliminal del espíritu humano que lleva a su cuerpo a alcanzar los máximos rendimientos físicos. No dejemos que se opaca el Mundial de Fútbol Femenino, gocemos los triunfos y las derrotas de este bello deporte.
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